sábado, 26 de diciembre de 2009

Despedida


Todo seguira igual cuando yo me haya ido del campamento, del parque de la Republica Centroaficana. Los gorilas seguiran con su sorda existencia cotidiana, buscando alimentos de un lado a otro, ajenos a una civilizacion humana que linda mas alla de estas bellas coordenadas selvaticas. Existiendo en libertad, existiendo todavia.... hasta que llegue el hombre con su feroz apisonadora. Me despido de ellos de la misma forma que los saludé, sin mas ceremonia que la necesaria, esto es, una cierta emocion contenida. Aparto mi mirada de ellos. Me alejo.

En el campamento se organiza una cena como despedida. BaAka, Bantu, Munyu, esta vez todos juntos, como en un final triste e idilico. Tras la cena comienza a sonar la musica,. El son africano fluye y unos y otros se lanzan a la improvisada pista de baile en el agora del campamento. Los BaAka, puro ritmo, se revelan como consumados bailarines, los Bantu tampoco le andan a la zaga, los Munyu lo intentan... No se puede pedir mejor despedida. Musica y comida, escuche decir un dia a un tipo, es todo lo que uno necesita cuando se va de viaje.

Tras la fiesta, por la noche, una tormenta brutal sacude la selva con una violencia sobrecogedora. Los relampagos percuten en torno al campamento, los truenos crujen estremecedores. La Naturaleza se revela en su mayor dimension.

Por la manana, tras los ultimos abrazos, deposito la mochila en la parte de atras del toyota y monto en la parte frontal del vehiculo. El Mondele vuelve a sus sofisticadas latitudes. Me asomo a la ventanilla y me despido de los BaAka por ultima vez, a medida que el coche comienza a enfilar el camino. Quiza no los vuelva a ver nunca. Ellos permaneceran en este rincon olvidado del mundo, de su reducido mundo de ocres caminos y selvas salvajes, de donde no saldran nunca. Su figura va quedando atras a medida que abandonamos el campamento. Respiro hondo y vuelvo la vista al frente, para no girarla mas: adios Bai Hokou.

Diaspora


Todo tiene un aire ya de diaspora en Bai Hokou. Al campamento han llegado unos investigadores que van a quedarse un tiempo y que han insuflado aire fresco a la ardua convivencia que manteniamos, a duras penas, Daniela, la cartesiana Daniela, y yo, quiza igual de cartesiano (aunque querria pensar lo contrario). Elc caso es que se respira una atmosfera nueva, mas saneada, aunque a mi me pilla con billete de salida. Soy objeto de curiosidad por el tema del Max Planck Institute, que es una institucion bastante prestigiosa. Parece que al fin y al cabo cme voy convierto en primatologo, cosa de la que nunca estuve muy seguro. Y es que, como diria Socrates, "solo se que no se nada".

Todas las salidas a la selva tienen tambien un aire crepuscular. Una vaga melancolia rezuma de entres las hojas, las lianas, las copas de los arboles. Cunde la sensacion de la despedida inminente. Y eso que la selva me va dejando todavia agradables regalos como los del otro dia, en que descubri que tenia larvas criando en mi pantorrilla, las cuales tuve que extraer en truculenta operacion. Por otra parte, ahora que me voy, he decido centrarme en Makumba y su familia, sacando el maximo partido de ellos, disfrutando del privilegio de observar estos magnificos animales en libertad... en pulir el espejo, en definitiva. He de reconocer que no dejo de pensar en el Congo pero tambien es cierto que en la selva, con Makumba, solo estan la selva y Makumba. A veces me olvido de que estoy con los BaAka. Dejo de pensar y solo observo al grupo, en silencio, mientras escucho el eterno corifeo de aves e insectos. Me olvido de que tengo otra vida ,lejos de aqui, y siento que no hay nada mas en el mundo que este rincon verde en el que me hallo con Makumba, los ninos, las madres, en su existencia callada, lejos de todo y todos.

Max Planck Institute


Los acontecimientos se suceden con rapidez. Todo indica, a raiz de mis ultimas visitas a Bayanga (en las que he podido chequear mi e-mail de forma regular) que he conseguido un trabajo con el Max Planck Institute en el Congo. Me hubiese costado creerlo escaso tiempo atras, pero a estas alturas he acogido la noticia con toda la naturalidad que la experiencia impone (no sin cierto asomo de sorpresa contenida). El trabajo se trata de un proyecto de investigacion con bonobos (una especie de chimpance pero algo mas estilizado) en Salonga National Park, en el corazon de la Cuenca del Congo. Un lugar bastante aislado y de dificil acceso. Mi trabajo consistira en recoger datos sobre su comportamiento, coordinar el campamento, establecer comunicaciones con los lideres de las poblaciones locales, asi como con la base del proyecto en Kinshasha. El puesto comienza en febrero.

Esto significa que mi tiempo en Bai Hokou esta pronto a expirar. Se hace extrano, pues a pesar de las dificultades (que las ha habido y muchas, la mayoria no plasmadas en este diario) este recondito enclave ha sido la piedra de toque para impulsar una intima vocacion, largo tiempo esperada, y que seguramente ponga un nuevo rumbo en mi vida; Kinshasha sin ir mas lejos, donde debo personarme no mas tarde del 11 de febrero.

Pero, volviendo a Bayanga, he aprovechado estas recurrentes bajadas al pueblo para recorrer sus calles insalubres y enfundarme de nuevo en mi traje de espia -algo harto dificil a tenor del color de mi piel-. Los ninyos gritan !munyu, munyu! a mi paso; los lugareños me siguen con la mirada, escrutandote con ojos torvos, quien sabe si con envidia, seguro que con desconfianza; la gente te espeta desde la distancia, todo el mundo quiere algo de ti... ¿Por que tomo tal regocijo en esta espinosa actividad, pudiendo quedarme en el confortable Doli Lodge, refugio de los turistas, disfrutando de las increibles vistas del Dzanga? No me atrae vivir en una burbuja. Si se quiere tomar el pulso a este pais deprimido, a esta especie de estado fallido, solo puede hacerse a pie de calle, curtiendo la mirada, eligiendo cuando hablar y cuando callar, apretando los dientes. El espejo siempre se erije cuando pienso en nuestras opulentas ciudades, en los coches que atestan sus calles, en sus tiendas, sus sofisticados habitantes y vuelvo de nuevo la vista a las calles insalubres de Bayanga y reparo en sus casas destartaladas, que un mero soplo barreria, u observo los gorrinos que dormitan por sus esquinas o a los ninos correteando desnudos y harapientos o me llega ese inconfundible olor a manioca de cierto aire insalubre, o escucho a sus habitantes entre histrionicas carcajadas... Porque la selva esta tambien en Bayanga y en los pueblos y ciudades de cualquier nacion del mundo. Mas incluso que en la selva misma.

jueves, 17 de diciembre de 2009

Tres dias con los BaAka


Los BaAka constituyen una etnia, la de los ‘pigmeos’, totalmente diferente a la de los Bantu, la mas abundante en la mayor parte de la RCA. Los primeros son minoritarios entre la poblacion de Bayanga y estan repartidos en varios pueblos de alrededor, como Mossapoula, Lindjombo o Yandoumbe (asi como tambien en poblaciones limitrofes con Cameron y Congo Brazzaville). En muchos sentidos recuerdan a los gitanos de nuestras Europa, repartidos tambien entre varios paises, y con unos rasgos culturales muy definidos y especificos. Otro triste factor de similitud con los gitanos radica en el hecho de que son percibidos por los Bantu como una etnia periferica, marginal, cuyos miembros son vistos como poco mas que bandidos o maleantes.

Desde hace siglos (nadie, ni siquiera ellos, pueden datar la fecha a ciencia cierta) los BaAka han vivido de la caza y la pesca en plena selva, con escaso contacto con el mundo exterior, costumbres que han mantenido mas o menos intactas hasta relativamente hace poco. En los 80, en tiempos de Kolingba, fueron llevados desde la selva hasta la ‘civilizacion’ instalandolos en dos pueblos creados a tal efecto, Yandoumbe y Mossapoula. En los ultimos tiempos sus tradiciones se han visto algo desdibujadas por las inevitables relaciones con las poblaciones locales, en nuestro caso Bayanga. Esto se aprecia sobre todo en la forma de vestir, donde han pasando de llevar una indumentaria tradicional a adoptar la mas ‘occidentalizada’ de los Bantu y que, por lo general, con el paso del tiempo pasa a convertirse en harapos. Otra consecuencia ingrata de estos cambios ha sido la remision de sus actividades de caza y pesca. Las interacciones comerciales con Bayanga han provocado que dejen de ir a la selva en la misma medida en que lo hacian antes (si bien aprovechan la mas minima oportunidad para volver a ella).

En los ultimos dias he podido asistir a una de estas jornadas de caza en la selva con los BaAka, mas en concreto con varios guias del campamento, junto con sus respectivas familias. Fue apenas comentarselo y pronto organizar una salida a la selva junto con sus mujeres e hijos. Suponia una oportunidad unica para atestiguar como se desenvolvian los nuestros, los guias, en su otra vida, la suya verdadera, la de mujeres, hijos, la del entramado social y familiar, puesto que su vida en el campamento no es sino una vida parcial, no mas que una reunion de amigotes que buscan gorilas para esos blancos adinerados. De esta forma he tenido el inmenso privilegio de asistir, sin gorilas ni proyectos de por medio, a las ancestrales actividades de caza y pesca de esta etnia, que poco tienen que diferir de las de nuestros propios antepasados. Bruce Davidson (un fotografo que se encuentra en Bai Hokou trabajando para la CEMAC), se unio a la comitiva. Entre los dos compramos algo de manioca, un poco de cafe, tabaco y nos encaminamos con ellos en esta excitante experiencia.

Primer dia.-

Pusimos rumbo a la selva desde Mossapoula, junto con 12 trackers y sus respectivas familias. Habia niños por todas partes. Hora y media despues llegamos al campamento, un pequeno claro en el bosque, donde habia varias chozas medio destrozadas tras su ultima visita. Todos se pusieron rapidamente manos a la obra para levantar el campamento, sobre todo las mujeres.


En poco tiempo habian removido toda la maleza de la superficie, podado ramas y vegetacion colindante y levantado pequenas chozas de bambu, que habrian de alojar a cada familia durante los proximos tres dias. Habilitaron otra choza para nosotros, un poco mas apartada. Las mujeres nos miraban al principio con cierta descofianza, los ninos con curiosidad. Incluso algunos de los guias mostraba recelo (como hubiese podido ocurrir en el campamento mismo). No dejabamos de estar inmiscuyendonos en su mas profunda intimidad. Tres horas despues todo estaba dispuesto para partir hacia el bosque en busca de las primeras piezas. La llamada ‘chasse au filet’ se desarrolla de la siguiente maneral :Los hombres, red al hombro y lanza en ristre, son los encargados de adentrarse en un cerco previamente creado por medio de las redes con el fin de espantar a los animales que en el hayan quedado encerrados; las mujeres, esperan fuera y son las encargadas de atrapar a la pieza y sacrificarla alli mismo. Cada familia despliega su propia red y en caso de que la pieza caiga en su dominio, se llevaran una mayor proporcion de carne. Las redes de cada familia se solapan, lo cual crea un gran cerco de varias decenas de metros a la redonda. Los BaAka se orientan mediante musicales sonidos para saber la posicion del otro, lo cual crea en la selva un mosaico de voces de una singular belleza.



Una vez establecido el cerco, los hombres barren el territorio desde fuera hacia dentro, estrechando el circulo mientras agitan hojas y lanzan voces para asustar a los animales y hacerles huir en direccion a la red, donde las mujeres esperan. Si se llega al centro con yermos resultados, se vuelven a recoger las redes y se avanza hasta la siguiente porcion de terreno, donde se ejecuta la misma operacion. Una vez requisadas varias piezas, las mujeres las despedazaran alli mismo y separaran las partes comestibles (higados, musculos, intestinos…) de las no comestibles. ‘Envasaran’ las primeras en ‘taper wares’ hechos de hojas silvestres que depositaran cuidadosamente en sus canastos.

Por la tarde, una vez finalizada la jornada, se vuelve al campamento con las piezas abatidas. Alli se procedera a la preparacion de la carne, que correra a cargo una vez mas,de las mujeres. Los fuegos proliferan a medida que cae la noche. Hombres y mujeres comen por separado. A Bruce y a mi nos ofrecen parte del "emboloko" (un pequeño antilope) cazado horas antes, que presentan con hojas de koko y pasta de manioca. Tras la cena todo el mundo se dispone a esperar la venida de Mokondi, el espiritu del bosque. Tras llamarlo con palmas y canticos, al albur de un tam tam enfebrecido, Mokondi aparece entre las tinieblas. Se puede vislumbrar una sombra con forma de arbusto y silueta humana, que danza enfebrecida ante el extasis de los BaAka, golpeando el suelo y apelando a sus profundidades entre histriónicos gritos, para despues desaparecer y volver a aparecer mas tarde, dejando un aroma de hojas silvestres a su paso. La noche esta despejada y puedo ver el firmamento. Nadie sabe lo que esta pasando esta noche, en esta region perdido del mundo.

Segundo dia.-

Por la mañana, desayunamos sardinas con koko y manioca. Todo el mundo se prepara para una nueva jornada. A media manana nos dirigimos hacia el arroyo que hay cerca del campamento y asistimos al "Malobo" o pesca tradicional BaAka. Tambien lo llaman la ‘llamada del agua’ (Iri Ngu). Ninas-mujeres de pechos desnudos bloquean el arroyo con troncos, ramas y barro. A medida que achican el agua, van cayendo las primeras piezas. Ebele, Kosa, Mbose, Ganje, Guala, Llembe… Bruce toma fotos y yo observo. Tras finalizar la sesion, ninas y ninos retozan en el agua, percutiendo en la superficie como si de un tambor se tratase.

Por la tarde, pucheros humeantes, llantos infantiles, niñas espurgandose. Los ninos me observan con un mezcla de temor y curiosidad. Las mujeres parten payo con los machetes mientras echan miradas ocasionales. Yo callo y observo. Nadie nos quita el ojo de encima.

Tercer dia.-

Nuevo dia y nueva jornada de caza. La fatiga mina el cuerpo. Las mujeres y los ninos se sorprenden de que balbucee algunas palabras en su lengua y van perdiendo poco a poco la timidez. Me pregunto que imagen tendran de ese blanco barbudo, de extrana indumentaria y que les habla en su propio idioma. Mobambu, Molube y Ndeme han acorralado a un puercoespin en su madriguera. Lo esperan con las lanzas preparadas a asestar el golpe de gracia, en cuanto el animal intente escapar. Las ninas mujeres atizan la tierra de alrededor con sus machetes, con el animo de espantarlo. Finalmente, el animal no sale y agotada la paciencia, regresamos con las manos vacias. Se produce una cierta frustracion a medida que pasa el tiempo y no aparecen las piezas. Al final, el computo global son un Musumi y dos Embolokos. Volvemos al campamento.

Los ninos corren y juegan desnudos, a medida que la noche va cayendo y el campamento se sume en tinieblas. Tras la cena los hombres comienzan a aporrear el tam tam, esperando a que las mujeres se reunan con ellos y comiencen las palmas y los canticos. Sin ellas, Mokondi nunca aparecera. Estas parecen retictentes esta noche, concentradas todavia en las tareas domesticas. No parecen muy interesadas en que aparezca el espiritu . Pero poco a poco se escuchan las primeras palmas, a las cuales se unen los primeros canticos. La inconfundible musica BaAka comienza a fluir como un nectar tribal y salvaje. ‘Esta por llegar, esta por llegar…’ afirma Paul ante mis preguntas ansiosas sobre la tardanza del espiritu. Miro entonces al firmamento, que me ofrece sus estrellas en una noche limpia y sin luna. Mi mirada pasa de constelacion en constelacion. Cuando llego a Orion, reparo en un extrano movimiento. ¿Es que sus estrellas se no parecen moverse, como si estuvieran desgajandose de la abismal plantilla en la que yacen ancladas? Se adivina la forma de unos brazos, de unas piernas, si, es una figura humana. Es Mokondi. El espiritu del bosque desciende del firmamento y hace su aparicion en el bosque. Los BaAka arrecian sus canticos, excitados, vibrantes ante la aparicion del ancestral espiritu. Mokondi baila enfebrecido, camuflado entre las tinieblas, al diabolico son de la selva y la musica. Nadie sabe lo que esta ocurriendo en este rincon del globo, remoto y salvaje, donde Mokondi lleva bailando su ancestral danza durante siglos y siglos. Nada ha cambiado en estas latitudes y el reloj se ha detenido. Late esta latitud de la selva.

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Ya de vuelta en Bayanga, al abrigo de una fria cerveza en la terraza del Doli Lodge, reflexiono sobre la vivencia, mientras disfruto de la hermosa puesta de sol a orillas del Dzanga. Alguien me dijo en algun momento que la estrellas de los brazos y piernas de Mokondi eran un musgo que reluce por la noche. No fue eso lo que yo vi.

Por otra parte, internet ha vuelto a Bayanga y con ello el contacto con la civilizacion. He ingerido informacion de forma enfermiza, como el sediento que encuentra un oasis en el desierto. Rumio las noticias que me llegan de Europa. Hay grandes posibilidades de que consiga un trabajo en el Congo, a cargo del Max Planck Institute, con bonobos. En la selva siempre.

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Aislamiento

Parece que el tiempo no pasa en Bai hokou, como si se hubiese quedado anclado en un bucle sobre el que se vuelve una y otra vez. Los dias pasan uno tras otro y la actividad parece ser siempre la misma. Buscar gorilas, encontrarlos, seguirlos... Por la noche cena, algo de conversacion, una lectura postrera y a dormir. Puede llover, puede lucir el sol, pero nada cambia en la vida del campamento. Y sin embargo, cada dia parece distinto del anterior.

Pero hay otra vida ahi afuera, mas alla de estas inmensas cortinas verdes, una vida que pertenecio a mi otro dia y que parece ahora lejana en el tiempo. Los efectos del aislamiento se acumulan como un sedimento sobre una plataforma abisal. Me sorprendo pensando recurrentemente en lo que haria de estar en casa : nadar, comer, ver un buen partido de futbol, emborracharme por las calles de Madrid… Por no mencionar a la familia ni a los amigos. Tengo un suenyo recurrente, en el que me encuentro al abrigo del tipico bar de barrio, zampandome un par de donuts y tomandome un cafe con leche, por la manaya, antes de ir a que mas da donde. Cosas simples.

No ayuda a mitigar esta sensacion el hecho de que no me lleguen e-mails a la direccion del campamento. No hay periodicos, mi radio no funciona. En Bayanga llevan sin Internet bastante tiempo, tras una fuerte tormenta. Cada vez que he bajado al pueblo me he llevado una decepcion. Al menos he podido gozar de las hermosas estampas del Dzanga desde la terraza del Doli Lodge.



Todo esto ha generado forzosamente una sensacion de aislamiento que va cargando la atmosfera, y la vuelve cada vez mas pesada. Me sorprendo a menudo mirando al techo de mi habitacion, ensimismado, como Makumba, dejando pasar el tiempo sin pensar en nada, sin hacer absolutamente nada. Estupefacto. El otro dia me dio por ver una peli en el ordenador del campamento y me meti tanto en ella, en los edificios, en las cosas... que casi me llevo un susto al salir a la letrina y toparme con este exhuberante escenario en el que me encuentro, con su exotica sinfonia de grillos, buhos, ranas... y los lefantes en la lejania.

La familia Makumba


Al igual que el momento del destete es un trance traumatico para nuestros ninos, lo mismo pasa con los gorilas y con todas las especies de mamiferos. El lamento de la cria de un gorila rompe la serenidad y armonia del bosque con todo el dramatismo que puede albergar el llanto de un nino. Mobangui y Bokata estan ambos en ese momento y ambos se quejan ante sus madres como si les estuviesen arrancando la piel a tiras. Estas, pacientes, rara vez se inmutan aunque a veces no tienen mas remedio que plegarse a los embates de los pequenos caciques.

Kunga, el joven espalda negra, esta en trance de dejar el grupo. Siempre deambula de forma algo periferica respecto al grupo, tendencia que se acentuara hasta el momento de abandonarlo por completo, pasando a convertirse en un macho solitario (‘koli oko’, en Sango). Su musculatura, aunque lejos de la exhuberancia de la de Makumba, le dota ya de una cierta planta. Comienza a florecerle la cresta tipica que los machos tienen en la coronilla. Desde un punto de vista comportamental Kunga es un individuo mas que interesante, pues, al tiempo que aprende a ser adulto, no deja de ser un adolescente mas y se le puede ver jugar con el resto de las crias como una cria cualquiera.


Al ser la cria de mayor envergadura, todas las coaliciones acaban generalmente contra el, lo cual es bastante divertido de observar. Los juegos a menudo se enconan.



Essekelende es un individuo bastante independiente, siempre a su aire, buscando alimento por aqui y por alla. No esta tan inclinado a los juegos como los otros. Pasa desapercibido pero siempre esta ahi.

Mossoko es mi preferido. Un gorila de 4 anyos, gordinflon, que no hace otra cosa que comer a todas horas. Tiene una cicatriz entre las cejas que se hizo tiempo atras, la cual ha esculpido en su rostro un gesto algo rufianesco. De mayor tendra un aspecto temible, aunque se hace dificil de imaginar, a tenor de su caracter apaciguado y casi bonachon.



Cuando observo a Tembo girar y girar zafado a alguna rama, experimento un delirante viaje a las brumosas regiones de mi infancia. Me veo a mi mismo girando en torno a la barra metalica de aquellos viejos vagones de la renfe, volviendo nada mas ni nada menos que de la guarderia, con mi madre y mi hermana. Que diferencia hay? La inteligencia ? Ya dije anteriormente que la lluvia cae a todos por igual.

Malui es digna de observacion, una madre atenta pero al mismo tiempo severa. Casi siempre porta a Tembo a espaldas, cuando este no esta jugando con su compinche de juegos Mobangui. Sin embargo hay ocasiones en las que le fuerza a hacer sus primeros pinitos con lianas y con arboles de dificultad moderada. No han sido pocas las ocasiones en que hemos observado con preocupacion al pobre Tembo llorando como una magdalena mientras trepaba a duras penas por algun arbol inmenso. Es el duro aprendizaje de ser un gorila en la selva, que no es precisamente lo que se dice benevola. Y se trata, tambien, de la insondable relacion entre una madre y su hijo.


Makumba muy de cerca


Hay ocasiones en las que las ansias de encontrar el mejor lugar posible para observar a Makumba me llevan a perder cierta nocion de la propia seguridad. Suelo adelantarme unos pasos por delante de los BaAka. Esto puede acarrear consecuencias como las del otro dia, en que Makumba me dedico un par de grunidos secos de advertencia, siempre persuasivos, informandome de que me estaba cogiendo demasiadas confianzas. Y es que no es otro que el quien marca las distancias y los momentos. No es otro que el quien dirime quien manda en estas selvaticas coordenadas. Ese mismo dia, sin ir mas lejos, Makumba descendio de un arbol de Ekombe -del cual solo nos separaba una distancia de tres metros- y decidio permanecer alli sentado, al lado del tronco, rendiendo debida cuenta de las ramas repletas de sabrosas hojas que habia bajado entre sus colmillos.

No nos quedo otra que permanecer en el sitio, pues cualquier movimiento en falso podria desencadenar un posible ataque de furia por su parte. Pero Makumba estaba relajado y no parecia reparar demasiado en nosotros, mientras devoraba sin parar hojas de Ekombe. Mi indiscrecion, quiza temeraria -quiza no- me impulsaba a echarle miradas directas y ocasionales. Pocas cosas me parecian en ese momento que pudiesen acercarse mas a la verdadera contemplacion de la Naturaleza. No podia perder tal oportunidad.. Es dificil describir lo que sentia cuando nuestras mirabas se cruzaban. !Velocidad, vertigo, vorágine ! Haria falta un poeta para estas cosas…. ¿Que pasaria por su cabeza? ¿Nada quiza? ¿Solo una estupida y profunda contemplacion de lo que hay alrededor? Podia percibir la gran dimension de su impresionante cabezota, la profundidad de sus ojos hundidos en la negrura de su rostro, la formidable musculatura de sus brazos...

Un temible y majestuoso especimen antropomorfo, alimentandose a escasos tres metros de ti. No dejas de tener presente que podria hacerte papilla de un simple manotazo. Pero el animal, tan similar a nosotros y !ay ! tan diferente, seguia tranquilamente en su sitio, masticando Ekombe apaciblemente.

Requiere lo mejor de uno mismo mirar a un gorila a los ojos cuando no hay reja ni cristal de por medio. No podia mirarle de cualquier manera. Sentia que si Makumba percibia el menor atisbo de miedo en mis ojos, lo percibiria como una amenaza, lo cual desencadenaria una reaccion nada positiva para mis intereses. De modo que lo mire como nunca he hecho en mi vida, esto es, de la forma mas angelical posible. Y lo curioso es que no era impostura (o al menos eso creia). Hacia esfuerzos por mirarle de forma noble -lo cual no deja de ser sospechoso- , consiguiendolo a veces, quiza la mayoria (por la cuenta que me traia). Impostada o no, mi angelical mirada parecia funcionar, tratando de enviarle el siguiente mensaje : ‘Aqui estoy, no quiero hacerte danyo’… Quiza ni siquiera hubiese mensaje, ya se sabe que a veces las palabras sobran. Estaba lejos, lejos de todo. Hasta los BaAka parecian haber desaparecido del escenario, solos Makumba y yo, en la inhospita Madreselva.

miércoles, 16 de diciembre de 2009

Golpes de pecho

Makumba hace un conato de avanzar hacia la salina, pero las hembras no se mueven del sitio. La noche anterior ha sido complicada. La luvia ha irrumpido con fuerza de madrugada y no ha parado hasta el amanecer. Los hombres que buscan el Dorado aguardan pacientemente las evoluciones del grupo. El cuco suena suena a lo lejos, los grillos, los turacos.



Makumba mastica Inguka a escasos metros de distancia. De subito se levanta y se dirige directamente hacia nosotros. Se disparan todas las alarmas. ¿Que esta yendo mal ? La duda y el miedo espolean mi respiracion con violencia en decimas de segundos. Mi corazon quiere salirse del pecho, la cabeza trata de frenarlo a duras penas. Y me repito la maxima empedernida;


'No mirar a los ojos, no retroceder'


De modo que miro hacia otra parte, como si la cosa no fuese conmigo (eso si, sin quitarle el ojo, de reojo). La cercania es vertiginosa. Entonces, el espalda plateada gira su rumbo hacia un costado, ladeandose y pasa ante nosotros dandose unos conspicuos golpes de pecho. ¿El motivo? queria pasar al otro lado, donde se encontraban las hembras y nos interponiamos en su camino. Resulta casi enternecedor que una criatura que podria hacerte picadillo en apenas unos segundos, tenga la gentileza de darse unos meros golpes de pecho como forma de reclamar su espacio, quiza mas asustado el que nosotros, y por lo tanto mas temible.

Tras unos segundos de tension, unas sonrisas nerviosas rompen el silencio. Todos queremos aparentar tranquilidad. Intento recuperar el aplomo a duras penas ante Ngombo y Molongo, los guias. Pregunto a este ultimo…mo kena mbeto ti Makumba ? (Tienes miedo de Makumba?) . Me responde……’jamais’.

Miente.

Amor gorila



Makumba lleva todo el dia haciendo demostraciones ante Mopambi, pasando ante ella en estampida, rompiendo ramas y arbustos a su paso. Mopambi parece no inmutarse, aguantando las arremetidas con aparente indiferencia, seguida siempre por la pequena Bokata.



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Makumba llama a sus hembras. Makumba siempre quiere que todo este controlado, en su sitio, como buen espalda plateada. Emite una serie de vocalizaciones agudas, que aunmentan en frecuencia a medida que no reciba respuesta. Finalmente termina por darse unos sonoros golpes de pecho, que resuenan en los confines de la selva con hueco eco...


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El grupo se alimenta en un inmenso arbol Motunga. Mopambi desciende del mismo. Un minuto despues, Makumba la sigue descendiendo aparatosamente desde los mas altos estratos, poderoso como un gorila puede serlo, empujado por las urgencias mas primitivas. Los demas se apartan con temor y respeto a su paso. Mopambi ha entrado de nuevo en temporada fertil. Los dos se pierden entre la espesura. Escuchamos jadeos guturales. Cuando llegamos al lecho de amor encontramos a los dos amantes entregados a la pasion.


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Tras el furor de la copula, de la que ojala salga un nuevo Makumbita o Mopambi, los dos enamorados no se despegaran el uno del otro ; comeran juntos, se moveran juntos, dormiran cerca el uno del otro…Pasaran una salvaje luna de miel en su Venecia particular.

Miel


El otro dia, mientras seguiamos a Makumba, detectamos un nido de abejas en lo alto de un arbol, de forma que volvimos al mismo lugar tras finalizar la jornada, con un par de cubos y un hacha para extraer la corteza que daba acceso al jugoso panal. Tuve la oportunidad de observar en primera plana el proceso de recoleccion de miel de los BaAka, el cual se desarrolla de la siguiente manera : Ndima, uno de los guias mas experimentados, se encargo de trepar un arbol aledaño, mas pequeño, con el cometido de evaluar la viabilidad de acceso al gigantesco arbol donde se encontraba el panal. Mientras tanto, los otros se dedicaban a preparar cuerdas a partir de tallos de ramas y recoger madera para hacer fuego. Tras esto, los escaladores asignados para atacar el arbol grande, Mobambu y Molube, treparon por el arbol ‘puente’ para acceder a aquel donde se encontraba la miel, tendiendo una de las cuerdas confeccionadas para la ocasion. Lo hicieron con tal destreza y facilidad que uno juraria que estaba viendo primates (!y es que de hecho los estaba viendo!). Una vez encaramados a la inmensa rama donde se encontraba el panal, lanzaron una cuerda a la superficie, en la que Ndima acoplaria un matojo de hojas con un tizon de brasas dentro, cuyo efecto humeante ahuyentaria a las abejas. Percutiendo con el hacha, Mobambu retiraba progresivamente la corteza superficial para acceder asi al preciado manjar. Una vez requisado el botin, los avezados oportunistas bajaron del arbol con la misma facilidad con que lo hubieron ascendido. El ‘golpe’ arrojo buenos dividendos ; dos cubos repletos de deliciosa miel. De esta forma, este nectar sublime y 100% natural ha enriquecido nuestros espartanos desayunos durante un tiempo.

Makumba en Bai Hokou ll

Makumba amanece en la salina, en una mañana tibia y gris. Una ligera bruma se cierne sobre la atmosfera . Varias aves sobrevuelan el claro entre graznidos, desapareciendo tras una cortina de arboles. Al fondo, dos elefantes. Los ecos del arroyuelo bajan amortiguados por el profundo silencio de un enclave inhospito. La familia de gorilas avanza lentamente, arrancando tallos de kiyeye a su paso y llevandoselos a la boca con fruicion. El canto del cuco se enquista por momentos, las mariposas juegan entre remolinos. Una luz tenue baña la salina.



La llovizna hace su aparicion. Sus gotas mojan mi rostro. El grupo avanza lentamente por la hierba, silencioso, concentrado. Malui porta al pequeño Tembo sobre sus espaldas, siempre cerca de Makumba. Mopambi, la ultima hembra en el ranking, se acerca al jovencito Kunga y lo desplaza de una proliferacion de kiyeye. Este la observa con cara de circunstancias. Tras convencerse de la imposibilidad de conseguir el manjar se aleja enrabietado dandose golpes de pecho. Makumba lo observa todo. La salina esta en silencio. La salina languidece.

La lluvia se intensifica. Makumba y los suyos cruzan el riachuelo y se dirijen hacia la jungla. Antes de desaparecer, Makumba se vuelve hacia nosotros y nos dedica una mirada de desconfianza. La llovizna le azota el rostro, igual que a mi. Chasqueo mi boca para apaciguarle. Entonces, me da la espalda y se aleja dandose golpes de pecho. Makumba no entiende la lluvia. Makumba no entiende nada.



El gran aguacero coge al grupo en un arbol de Mbaso. A nosotros nos pilla en una zona semi-pantanosa de helechos gigantescos. Construimos un refugio. Las horas pasan, mientras la lluvia arrecia. La familia Makumba aguarda estoicamente a que amaine el aguacero, sin moverse de las ramas, mojandose sin remedio. Puedo observar la figura de Makumba, soberana, majestuosa, recortandose sobre el cielo gris, como un lejano ancestro que quedo esculpido en el tiempo. Su imagen de golgota de la jungla trae reminiscencias de vertigo. Nada ha cambiado. La lluvia cae a todos por igual.

Los BaAka


Trabajar con los BaAka es complicado a veces, sobre todo ahora que he decidido participar activamente en la busqueda de los gorilas y no como convidado de piedra. Brujula en mano, les hago meterse por los rincones mas intrincados y esto no les gusta demasiado. Me encuentro con bastantes reticencias, pero al final acaban haciendo lo que les digo. Y cuando finalmente encontramos alguna pista -lo cual no ocurre siempre- procuro restregarselo entre bromas. La tension acaba evaporandose con un poquito de buen humor. Presentare a alguno de estos sabuesos del bosque, con los que trabajo codo a codo en la selva.

Mobambu.- Mii guia favorito. No hay olor, sonido, pista que se le escape. Consumado trepador de arboles, es un gran recolector de miel. Es muy comunicativo y de los pocos que se atreve con el ingles. Tiene ascendencia dentro del grupo.


Mobo.- Algo timido y retraido, cuando anda tras la pista revela su verdadero caracter depredador. Se le levantan las orejas y no las baja hasta encontrar a los gorilas. Dentro del grupo ocupa uno de los escalafones mas bajo porque no tiene hijos. Ultimamente ha tenido mala suerte, Makumba casi le arranco un brazo de un mordisco y Bombe le mordio en el tobillo. Ahora esta en el dique seco, pero volvera a dar guerra dentro de poco.

Beakoko: Uno de los guias mas experimentados. Al igual que Mobo, una vez que encuentra una pista no la suelta. Te lleva hacia los gorilas siempre por el camino mas corto, sin andarse con rodeos. Un tipo con bastantes malas pulgas pero de naturaleza noble, al que no le gusta repetir las cosas mas de dos veces. Tiene andares de senorito por el bosque, supongo que si viviese en Europa seria todo un dandy.

Ndima.- Otro guia muy experimentado, aunque a veces se distrae. Discute algunas de mis decisiones, por lo que he de tirar de paciencia y zalameria para persuadirle. Un buen hombre que tiene, por edad, ascendencia dentro del grupo. Es un cachondo mental y no dudara en reirse de tu cara en cuanto pueda.



Ossollo.-Un tracker intermitente que, si tiene su dia, te lleva directo hacia los gorilas pero que en caso contrario es la viva imagen de la apatia. Da la sensacion de ser algo bipolar. Cuando se enfunda en la bata de Dr. Jekyll, le encanta informarte sobre las evoluciones del rastreo; cuando se mete en la piel de Mr. Hyde cobra un porte algo altivo, desdeñoso, como si estuviese diciendo : ‘Mira estos Mondele, no tienen ni idea’, lo cual no deja de tener cierta gracia.

Molongo.- Si hubiese que hablar en terminos parlamentarios, Molongo seria un autentico halcon. Es instigador de huelgas y un autentico agitador. Un tipo de vehemencia desorbitada que hace montana de todo grano de arena. Discute mis decisiones con demasiada frecuencia, para lo cual he de aplicar lo mejor de mi diplomacia, tras lo cual me rio automaticamente de el, administrandole su propia medicina. Le salva que es un buen tracker, aunque algo irregular. Ngombo.- Se adentra en los ebukas con la soltura de una gacela. Un tipo risueno, al que le da igual acercarse mucho a Makumba, a veces demasiado, por lo que ya ha sufrido varias cargas importantes.

Mondele.- No tiene mucha idea, pero va aprendiendo poco a poco.





Borrachera de contactos


Aquel infausto mes, que se hizo tan largo, en el que no encontrabamos ni rastro del fini Group, repercutio en mi animo de dos formas diferentes. Por una parte, comence a valorar en su verdadera dimension la naturaleza de un contacto, cuan valiosos son todos y cada uno de ellos, por la dificultad que acarrean. Por otra parte, comence a pergenar una nueva estrategia de rastreo, pues a tenor de los resultados anterior,la actual, que no consistia sino en seguir una senda, no daba los resultados deseados.

Esta nueva estrategia consistiria en barrer el terreno comprendido entre dos caminos siguiendo una linea diagonal, es decir, atravesando la jungla de lleno y no a traves de comfortables veredas marcadas por los elefantes. De esta forma encontrariamos mas eBukas, habitat predilecto de los gorilas, y por tanto yacimiento potencial de pistas.

Tal estrategia ha resultado algo chocante para los BaAka, que se preguntan quien es este tipo, ‘munyu’ para mas senas (o mas bien ‘mondele’, en lengua BaAka) que se atreve a decirles como proceder en la selva. Y para hacer honor a la verdad, lo cierto es que no tengo ni idea de buscar gorilas, o mas bien sus pistas. Pero si creo tener, quiza, un cierto sentido o instinto estrategico que ellos quiza no posean o, en caso de hacerlo, no pongan en practica. A que me refiero ? varios ejemplos : a) se puede intentar predecir la situacion de los gorilas a partir de los planos con las rutas seguidas por estos en el pasado. B) se puede y se debe tener en cuenta que, siguiendo la linea del apartado anterior, el Fini group suele ocupar un radio de accion comprendido entre una porcion especifica de terreno (aunque pueden desviarse ligeramente de tal cuadrante) y c) se puede y se debe tener en cuenta, a tenor igualmente de los expuesto en el primer ejemplo, que los gorilas siempre suelen volver sobre sus pasos cada cuatros dias. Con estos datos, y algunos mas, uno se puede atrever a predecir los movimientos del Fini Group.

He tratado de poner estas ideas en practica, unicamente guiado por mi sentido comun. He tratado, tambien, de mantener las pistas de una manera regular, como con Makumba, al que encuentran cada dia, y no le pierden el rastro, como no suele ocurrir con el Fini Group. La idea es ponerle una cara al Fini Group, un nombre, no esa especie de identidad jeroglifica y semienigmatica que tiene en estos momentos.

Los resultados han sido hasta el momento satisfactorios. De hecho, muy satisfactorios. Tanto que durante la ultimas dos semanas hemos tenido una racha de 8 dias consecutivos realizando contactos....



Necesitamos atar a este grupo en corto.


Dia del Gorila


La verdadera selva la tenemos en Bayanga. Uno se convierte el centro de todas las miradas cada vez que baja desde el campamento y no del todo hospitalarias. La gente siempre quiere algo de ti -generalmente dinero-. Casi nadie tiene trabajo. Al caer la tarde todo el mundo deambula borracho por ahi. Bayanga tiene un lugubre aire de desesperanza.

Mientras, los "blancos", el proyecto de la WWF, dan la sensacion de vivir un poco al margen de todo esto. Hacen su aparicion en el pueblo a bordo de sus potentes toyotas, para hacer lo que tengan que hacer y luego desaparecer, poniendo rumbo al complejo administrativo, que esta situado a las afueras del pueblo, en la zona digamos VIP. No se vislumbra un verdadero intercambio cultural. Es como si el proyecto fuera un mero componente alienigena, periferico del pueblo, ajeno al triste devenir cotidiano de un pueblo fracasado.

El 30 de septiembre se celebraba en Bayanga el ‘Dia del Gorila’ (2009 es el anyo oficial del gorila). Se llevaban a cabo distintas actividades destinadas a promover la imagen de los gorilas entre la poblacion local, con el objeto de involucrar a los lugareños activamente en los esfuerzos por su conservacion. Yo baje para ayudar. La primera actividad tenia lugar en la escuela, por la manana. Se instalo un buffet para las personalidades principales (entre las que yo, en calidad de ‘munyu’ me encontraba, a pesar ser el ultimo mono). Hubo ademas una demostracion de danza tradicional ‘BaAka’ ;



Mas tarde tuvo lugar un concurso para los ninyos -tanto Bantu como BaAka- cuyo premio consistia en una visita al grupo de mangabeys habituados que vive cerca del campamento. La sesion en la escuela finalizo con una presentacion sobre Makumba y su familia. Para entonces yo ya me encontraba realizando ejercicios de calentamiento con el equipo de futbol oficial de Bai Hokou, los "gorilas de Bai Hokou" (como no podia ser de otra forma) y en el cual, curiosamente, no jugaba nadie del campamento, a escepcion mia. Nos enfrentabamos al equipo local, los "tigres de Bayanga". Esta actividad supuso todo un acontecimiento en el pueblo. No voy a ocultar mis dudas ante lo que estaba haciendo, esto es, batirme en duelo con aguerridos africanos para quienes probablemente este era el partido de su vida, con una renqueante rodilla, un campo lleno de calvas y ademas, siendo el unico blanco.


Mi amor al balon estuvo por encima de todo. Estaba dispuesto a emular al mismisimo Maradona y ensenarles a estos africanos como se las gastaba un blanco, un ‘munyu’, con el cuero entre las botas. Pedi que me diesen el centro del campo, por supuesto, de organizador.

Tras una larga serie de calentamientos, entre las que se incluia una danza africana que me toco bailar como miembro del equipo –mofa incluida- saltamos al terreno de juego. El pueblo en pleno habia asistido al evento y rodeaba el campo de juego en su totalidad. Probablemente era el partido mas concurrido que habia jugado en mi vida. unas dos mil personas se aglutinaban alrededor del pelado campo. 2000 negros y un blanco. Ni rastro de los del proyecto.

El esferico echo a rodar. Se impuso un ritmo alto y la estrategia de nuestro equipo pronto quedo clara ; patadon y tentetieso. Yo procuraba, como podia, persuadir a mis companeros de bajar la bola, de mirar al companero, de hacer circular la pelota, con resultados bastante infructuosos. Los ‘Tigres’ se mostraban menos anarquicos, se asociaban mas que nosotros y pronto comenzaron a menearnos, sino mearnos, y a llegar con cierto peligro. Aun si, todavia tuve tiempo de realizar un par de fintas y un pase en profundidad que pulverizo las filas enemigas, dejando el gol en franquicia para Gavanise, nuestro punta, que marro la clarisima ocasion con escasa fortuna. Estaba ya echando el higado cuando, alrededor de los 40 minutos, me cambiaron. Me encanto intercambiar palmadas de compañerismo con los miembros del banquillo, mas si cabe en aquellas circunstancias, donde todo conspiraba -la raza, la cultura, la falta de oportunidades- para aumentar la desigualdad entre nosotros. Ahora vestiamos la misma camiseta. Y todo por un mero, simple e insignificante partido de futbol. Es la grandeza de este deporte. Asisti al resto del encuentro desde el banquillo, mezclado entre los jugadores, entrenador, amigos de los jugadores, espontaneos y demas individuos, todos apiñados los unos contra los otros y voceando estruendosamente. Fue la mejor ocasion para enfundarse en el traje de espia y contemplar las evoluciones, no solo del encuentro, sino del espectro social en su conjunto. La gente se metio tanto en el partido que en un momento dado se olvido de mi presencia y empezo a comportarse como de forma natural, sin guardarme la mas minima atencion, todos concentrados en el partido, vituperando al arbitro, vitoreando al equipo, jaleando el partido con estruendo ensordecedor... Calle y contemple, fundido entre la multitud.

Los nuestros mejoraron en la segunda parte. El partido acabo 1 – 1 y la cosa desemboco en los penaltis. Un gentio abrumador -sobre todo jovenes y ninos- se arremolinaba en torno al jugador y la porteria donde se encontraba el portero. Recuerdo un colosal maremagnum de voces, carcajadas, risas, vitores y esa mirilla desde la que yo asistia a todo, fundido entre la poblacion como el mas taimado espia. Baste anadir, como dato insustancial, que caimos en los penalties y el otro equipo se llevo la copa. Los mios lloraban desconsoladamente. Era el partido mas importante de sus vidas, y, para que enganarnos, probablemente tambien de la mia.

Por la noche, hubo una demostracion de baile tradicional Bantu. Los canticos, los espasmodicos movimientos de los bailarines en trance, al son de un tam tam enfebrecido, diabolico… todo conspiraba para experimentar lisergicos viajes hacia el pasado, a una epoca de exploradores de los verdad, de los que se adentraban en un continente negro con unos medios que nada tenian que ver con los de ahora, enfrentandose a las fieras y a unas poblaciones tribales no del todo hospitalarias .

Algo asi como Bayanga.

jueves, 3 de diciembre de 2009

Kunga


Kunga, el joven espalda negra, tiende su vista hacia los arboles. Su mirada pasa de copa a copa, de rama a rama, de fruto a fruto. Sopesa y examina en su brutal mente una trayectoria a seguir. Sus ojos escrutan rapidos, expeditivos. Una vez tomada la decision, Kunga se encarama al arbol de Bonginya y, tras devorar sus hojas, pasa al arbol vecino, balanceandose entre las ramas con habilidad consumada, requisando todos sus frutos. Repite la misma operacion de arbol en arbol, asi hasta llegar al ultimo al que le ha guiado su... ¿elemental raciocinio?.


Bufalos


El otro dia nos topamos con una manada de bufalos en Bai Hokou ll. Teniamos que pasar muy cerca de ellos para cruzar el riachuelo, pues una porcion de terreno fangoso se interponia entre nosotros y el dicho arroyo, por lo que tuvimos que bifurcarlo, avanzando irremediablemente en linea recta hacia los bufalos durante un cierto trecho. El episodio del elefante en el Kota Lege supuso una buena piedra de toque para este tipo de coyunturas; sabia que si seguiamos avanzando retrocederian o se apartarian, a pesar de ser un grupo numeroso. Esto fue lo que paso al principio, pero llegando un momento dado tres o cuatro machos se plantaron por delante, lanzandonos miradas desafiantes. La situacion no parecia muy distinta a la de una burda pelea entre bandas callejeras. Entonces uno de ellos decidio aventurarse hacia nosotros, avanzando un par de metros. Seguimos avanzando. Cuando a este se le unieron dos bufalos mas, nos dimos cuenta de que la cosa se estaba poniendo fea. Paul, el guia que iba en cabeza, se detuvo. Permanecimos asi durante un minuto, mas o menos, sin saber muy bien que hacer. Al ver que vacilabamos, los bufalos se vinieron arriba y decidieron avanzar varios metros mas. Si no nos moviamos pronto acabarian embestiendo. Le pedi a Paul que diese un paso hacia adelante. La reaccion parecio surtir efecto, pues los bufalos recularon de nuevo, tornando sus macizotes cuerpos (aunque menos que los de Savana) hacia un costado, en ademan de fuga. Pero aquellos animales eran duros de pelar y pronto se giraron de nuevo hacia nosotros. Avanzabamos timidamente hacia ellos, intentando sortear el terreno empantanado y pisoteado por los elefantes. Comprendi que no se apartarian y que, de hecho, estabamos mas cerca de que nos embistieran que de otra cosa, asi que decidi girar y asumir la ponzoña. Si los bufalos embestian entonces nos tendrian a los cuatro de pleno. Tan solo necesitabamos avanzar un apice mas y comenzar a alejarnos de ellos. En cuanto percibiesen que nuestra amenaza se desvanecia nos dejarian en paz. Y asi paso. Los bufalos volvieron a pastar tranquilamente y nosotros seguimos nuestro camino. Una duda continuo revoloteando en mi mente a lo largo de todo el dia ¿fue la decision acertada o pura temeridad?.





Dulce Mai


Aprendiz de hembra y madre, observas al pequeno Tembo con ojos de temor y anhelo. Este retoza entre las hojas, troncha ramas y disfruta de su infacia salvaje. Superas tu brutal estupor y, presa de los mas ancestrales instintos, intentas abrazarle. Este se zafa de ti con desden infantil. Lo miras con un candor primitivo, mientras haces un minusculo nido con hojas y lo miras y lo deseas. Cuando todo parece desembocar en ninguna parte, Tembo, como por arte de magia, acude a ti y se hunde docilmente en tu regazo. Lo rodeas con tus brazos y lo arrumas con una tosca e insondable ternura.


El Dorado

De camino al punto de encuentro con el equipo de relevo escuchamos el alboroto, no demasiado lejano, de un grupo de chimpances. Pregunto a Njele y Episekelle, los guias ese dia, si no les importa bifurcarse y echar un vistazo.

Remontamos pues las escarpadas pendientes contiguas al arroyo de Lombeti, de una frondosidad puramente selvatica. Desembocamos en una zona de bosque mixto, como quien sale de un largo tunel a espacio abierto. La algarada se escucha cada vez mas cercana. Procedemos con sigilo. Los chimpances vociferan a escasas decenas de metros, escandalosos, tumultuosos. En un momento dado es obvio que ya nos han visto. Una vez llegados al arbol de la jarana, tendemos la vista hacia su copa. Una familia de chimpances –dos machos, dos hembras y una cria- nos increpan entre alaridos. El fuerte sol tropical baña las gruesas ramas. La similitud con nuestros parientes es sobrecogedora. Una hembra salta de rama en rama y se pierde entre la vegetacion, dedicandonos vituperios. Un macho nos escruta desde los estratos mas altos, silencioso e intrigado. Luego desaparece entre alaridos, contagiado por la agitacion de los otros. Finalmente el escenario queda en silencio. Yo no pienso en nada. No me doy cuenta de que hoy es un gran dia.

Regreso confundido entre la realidad y el sueño, caminando sin mojarme por el hermoso arroyo de Lombeti. He vislumbrado el Dorado.

Ya de vuelta en el campamento, discuto con Molongo por su falta de motivacion; con Kemanda por salir maquinalmente en su defensa; con Daniela por un mechero, por un puto mechero, que da pabulo a sus ansias de dentellada; con Hermence, que mas da por que. Hay miradas de desconfianza y se puede sentir el despecho latente.

Bai Hokou es un lugar complicado, pero hoy es un gran dia.

miércoles, 2 de diciembre de 2009

Contacto!


Ayer encontramos pistas del 'Fini group' al sur del Kota Lege, al oeste del campamento. Poco despues de encontrar los nidos de la noche anterior pudimos escuchar al espalda plateada realizando una vocalizacion especifica ('hooting' en ingles) que utiliza para comunicarse con las hembras, haciendolas saber que las quiere en torno suyo. Esperamos pues a que los gorilas se reagrupasen para hacer contacto. Una vez hubimos procedido, el espalda plateada nos dedico una serie de torrenciales alaridos desde unos 20 metros de distancia. Entonces se dirigio hacia el norte con el resto del grupo. No fueron muy lejos pues pudimos escucharlos durante un buen rato a unos 100 metros de nosotros, alimentandose. Nos sentamos a esperar:




Una hora despues escuchamos de nuevo el alarido lejano del macho. Pense que iba dirigido hacia alguna de las hembras, pero pronto me di cuenta que no era asi; poco despues se escuchaba una nueva serie de alaridos, esta vez mas cercanos, para terminar con el silver back entrando en escena por el costado, realizando una carga lateral. Se detuvo en un punto unos segundos, nos observo y acto seguido desaparecio en direccion sur. En vista de este contacto-boomerang, decidimos esperar de nuevo (siempre es desaconsejable realizar un tercer contacto, pues esto puede estresar demasiado al grupo y provocar la mas que airada reaccion del macho). Tras un rato esperando, decidimos seguirles el rastro a una distancia prudencial.

"No mirar, no retroceder".

Estas son las dos maximas que siempre me marco ante un inminente contacto con un grupo de gorilas no habituados. Este dia no podia ser menos. En estas coordenadas mentales me hallaba cuando recibimos, una hora despues, la furiosa carga frontal del espalda plateada, al que sorprendimos comiendo djele tras un tronco caido (dicho tronco nos libro de una carga tremebunda). Tras esto, el macho realizo una segunda carga lateral, deteniendose en el mismo sendero por el que avanzabamos nosotros, unos metros mas adelante. Un rayo de luz aislado se filtraba por la profusa vegetacion cayendo sobre su voluminosa cabeza. Esta vez podia ver su rostro con una clarided meridiana. El, a su vez, nos observaba. Contactos en la tercera fase... Tras unos 15 segundos realizo una nueva carga lateral y desaparecio.

Vertigo. Miedo. Escalofrio. Emociones que uno experimenta cuando se enfrenta a la carga de un gorila salvaje.

Visitantes de la noche 2


Ultimamente hemos recibido la recurrente y mastodontica visita nocturna de los elefantes en el campamento. Todos han elegido la entrada contigua a mi habitacion para hacer acto de aparicion. El primer dia de este particular turno de visitas los elefantes se quedaron a las puertas, ramoneando hojas de doto por encima del precario vallado que rodea el campamento. Un sordo crujir de ramas -inconfundible- quebranto mi sueno a media noche y me levante a ver que pasaba. Me acerque con el maximo sigilo a la rejilla que funciona como ventana-mosquitera de mi habitacion y apunte el foco de mi linterna hacia el lugar de donde provenia el ruido. Un par de voluminosas sombras marrones, algo difuminadas entre la oscuridad de la noche, se alimentaban tranquilamente ante mi choza. Percibieron la luz de la linterna apuntandoles pero no parecieron inmutarse. Tras unos segundos de cautela siguieron a lo suyo. Poseido por el sentido de la temeridad mas absoluta decidi salir de mi habitacion, arropado por las tinieblas, y me aposte en uno de las columnas de madera para escucharles en silencio. He de reconocer que mi respiracion era entrecortada, sobre todo cuando encendia la linterna y apuntaba hacia ellos. Solo nos separaba una misera valla, escasos metros de distancia y la oscuridad de la noche. Permaneci un largo rato en silencio, escuchando tan solo sus leves y guturales grunidos al llevarse la vegetacion a la boca, con una ingente filarmonica de los grillos como corifeo de fondo.

Al dia siguiente la visita fue mas calida todavia. Un elefante se colo dentro del campamento y se dedico a zampar el doto que crece por detras de mi habitacion. Tambien dejo algun que otro regalito. Hubo momentos que le escuchaba directamente al otro lado de la pared de mi habitacion, deshojando con fruicion la vegetacion, silencioso como el mismisimo diablo. Al ver que no tenia planteamiento de irse, me levante para intentar persuadirle pero... ?como?. Otro elefante, otra noche en vela. La cosa dejaba de tener tanta gracia. Sali de mi habitacion en silencio y avance por la veranda para asomarme al otro lado de la habitacion, donde se encontraba el elefante. Apunte mi linterna en esa direccion. Un protuberante cabezon asomaba por aquella esquina, con unos mas que decentes colmillos de alrededor de un metro. He de reconocer que me achante y volvi a mi habitacion, por si las moscas. Alli me acorde que alguien me dijo que un buen modo de ahuyentar los elefantes era aporreando una lata vacia con algo metalico. Hice lo propio, con un vaso de metal que tenia a mano. La cosa funciono y el elefante abandono prudentemente el campamento por donde habia venido, no sin dejar un buen recuerdo de su paso.




El ultimo dia les falto llamar a mi puerta. Una elefanta y su pequena cria devastaban el coqueto campo de doto que tengo ante mi habitacion. Esta vez me deje de expediciones temerariasy decidi espiarles desde dentro de mi habitacion. Una vez se hubo alejado una distancia prudencial, sali de la habitacion y me diriji al centro del campamento. Me toco ejercer de centinela improvisado en caso de que algun desprevenido se levantase para ir al servicio.... La cosa dejo definitivamente de tener gracia.

miércoles, 18 de noviembre de 2009

Cazadores furtivos


No es infrecuente escuchar tiros en la lejania desde el campamento. Pertenecen a cazadores furtivos que operan en la circunscripcion del parque, y no en pequenas cantidades. Tampoco es infrecuente encontrar en la selva trampas o cepos destinados a mamiferos de escasa envergadura, como antilopes o cefalopodos. Los disparos tienen un objetivo prioritario: los elefantes. La caza furtiva es un problema acuciante para la sostenibilidad del proyecto Dzanga Shanga y cuenta con numerosas ramificaciones.

A raiz del cierre de la compania maderera, a principios de los 80, numerosas familias, que habian venidoa a Bayanga desde poblaciones colindantes, se quedaron sin empleo. Esta situacion no ha mejorado desde entonces. A falta de otro tipo de estimulo economico, la gente se ha dado a la caza furtiva como forma de subsistencia. Pero aparte de esto, como en todos (o casi todos) los sitios, han surgido especuladores que han querido sacar tajada de esta triste coyuntura. Esto divide el problema del furtivismo en dos subtipos, con respecto a sus principales agentes: 1) los cazadores furtivos propiamente dichos, desheredados sin nada que llevarse a la boca y que cazan solamente para comer y 2) los que pagan a los furtivos, los equipan con armas y municiones y los utilizan para lucrarse ilicitamente. De esta forma, no solo existe un inframercado furtivo en Bayanga, sino que estel se extiende a las poblaciones vecinas: Nola, Salo, Berberati....

Al otro lado del espectro tenemos a la WWF y sus esfuerzos de conservacion, dirigidos a contener el empuje de la caza furtiva en la reserva de Dzanga Sangha. Esta labor se subdivide en tres tipos: a) la habituacion de gorilas (en la que yo me situo), b) la implimentacion de un ecoturismo de la zona que suponga una inyeccion economica que redunde positivamente tanto en el parque como en la poblacion local y, por ultimo, c) la proteccion de las fronteras del parque, demasiado permeables, por parte de los "ecoguards". Estos, los "ecogurads", son lugareños de Bayanga o alrededores a los que dan un fusil, un uniforme y les dicen que hay que combatir la caza furtiva. No lo hacen por vocacion sino por instinto de supervivencia y muchos han sido furtivos ellos mismos en el pasado.

Un tercera parte en discordia, pero que juega un papel fundamental, es una clase politica de voluntad extremadamente voluble. La corrupcion carcome el pais de norte a sur. Como dato extremadamente sintomatico, a la salida del mismisimo Ministerio de Medio Ambiente de la RCA en Bangui se situa un mercado donde se puede observar la venta de carne proveniente de la caza furtiva. En Bayanga, quien no esta implicado en el furtivismo, lo ha estado en el pasado y varias autoridades tienen causas abiertas con la justicia (mas de uno con las manos manchadas de sangre). Los chinos, cuyos vinculos comerciales con la RCA son muy importantes, extienden sus tentaculos en varias direcciones, algunas altamente sospechosas (una hipotetica inversion en tal o cual compañia maderera bien podria ser la tapadera del trafico de diamantes o de marfil).

Un ejemplo muy ilustrativo de todo este panorama pudimos atestiguarlo hace unos dias en el campamento. Se habian venido escuchado repetidos disparos los dias precedentes, algunos relativamente cerca. Cyril, frances coordinador de los ecoguards en Bayanga, mando una patrulla a hacer una batida de reconocimiento por la zona en la que se habian escuchado los tiros. Fueron acompanados de Ludo, uno de los asistentes de investigacion junto con varios BaAka. Mientras cenabamos se pudo escuchar un sonoro alboroto proveniente de la salina. Se podia escuchar a los BaAka vocear a grito pelado y aquello hacia preguntarse que era lo que podia pasar a aquellas horas en la salina, donde nadie bajaba de noche. Tras unos momentos de incertidumbre, y en vista de que las voces no remitian, decidimos acercarnos a la salida trasera del campamento para ver que pasaba. Minutos despues se adivinaban entre la oscuridad los focos de varias linternas, seguidos de las figuras de los Ecoguards -kalashnikoff al hombro-, los BaAka en completa agitacion y dos sujetos maniatadados con el rostro ensangrentado. Eran los cazadores furtivos. Fueron llevados al agora del campamento entre empujones, postrados y desnudados con excasa, digamos, sensibilidad, mientras les propinaban patadas por todo el cuerpo (los BaAka incluidos). Recuerdo haber protestado o refunfunado en algun momento dado por el trato innoble otorgado a aquellos pobres diablos. Recuerdo tambien haber estimado prudente no hacerme demasiado el heroe. La situacion era demasiado violenta y yo no era sino el ultimo mono. Angelique miraba hacia otro lado. Su argumento ante mis reiteradas protestas era ¿que clase de trato se podia dar a un par de sujetos de los cuales se sabia que estarian, a lo sumo, cuatro o cinco dias en prision, tras los cuales quedarian en libertad y reincidira con casi total seguridad? Era la unica forma de persuadirles. Los tipos seguian recibiendo ostias, ante el alboroto de los BaAka, que parecian disfrutar del violento espectaculo.

Pronto comenzaron a desgranarse los primeros detalles de la historia. La escaramuza tuvo lugar en Bai Mongole. Los furtivos habian abatido a un elefante y lo dejaron en el mismo lugar, todavia con los colmillos en su sitio, para seguir buscando mas piezas por el bosque. Los ecoguards enocntraron al elefante moribundo y supusieron que los furtivos regresarian, tarde o temprano, a requisar el botin. Se escondieron tras los arboles y se dispusieron a esperar para tenderles una emboscada. Ya de noche observaron la luz lejana de las linternas acercandose. Cuando los furtivos se encontraron mas o menos a su altura se echaron encima de ellos. Hubo forcejeos y algun que otro disparo, que milagrosamente quedo abortado al encasquillarse el fusil. Dos de los furtivos escaparon, quedando reducidos otros dos. Uno de ellos resulto ser un pez gordo del furtivismo de la region, un tal Safarian. El otro era hermano de Anicet, uno de los guias turisticos del proyecto.

Tras un buen rato recibiendo palos, se los llevaron y sometieron a un primer interrogatorio. El objetivo era extraerles informacion sobre quien les habia proporcionado los rifles, la municion, cuanto tiempo llevaban operando, las piezas abatidas...

Interrogatorio. Interesante palabra y mas en este contexto. ¿Que clase de interrogatorio recibirian aquellos dos bribones? El episodio me planteo serias dudas. Si yo fuese Angelique, el manager del campamento.... ¿A que clase de interrogatorio los someteria ( sabiendo lo que debian saber y con la certeza, ademas, de que volverian a las andadas sin ninguna duda)? Por un lado no dejaba de pensar que el trato otorgado a esos dos desgraciados solo podia redundar, no solo en contra de su dignidad, sino, sobre todo, en contra de la nuestra. Pero dejando de lado la bonhomia y los buenos deseos, intentaba hacerme cargo de la complejidad del problema. Ni lo tuve claro entonces ni creo tenerlo ahora. La Naturaleza es brutal.

El colofon final del episodio tuvo lugar a la manana siguiente, cuando nos desperezabamos con la agradable noticia de que uno de los dos furtivos, en concreto el pez gordo, Safarian, se habia escapado durante la noche. La version oficial, la del Ecoguard que lo custodiaba, fue que lSafarian e habia solicitado soltarle las manos para hacer sus necesidades, momento en el cual aprovecho para fugarse entre la oscuridad. No es dificil inferir lo que probablemente paso.

Asi es el meollo de la lucha por la conservacion de la WWF en Dzanga Sangha.

Con cara de circunstancias, o mas bien de resignacion, Cyril y los ecoguards (supongo que a estos les daria lo mismo) se dirigieron al lugar donde yacia el elefante todavia moribundo y lo sacrificaron definitivamente. Le extrajeron los colmillos y los llevaron al campamento.



¿Que pasaria con estas codiciadas piezas? Bien, serian custodiadas por los Ecoguards hasta Bayanga, donde serian depositadas en un almacen que la WWF tiene a tal efecto. Tras lesto serian enviadas al Ministerio de Medio Ambiente en Bangui (el del mercado de carne furtiva la entrada). ¿Y que pasaria despues?

Esa es la pregunta del millon.

miércoles, 11 de noviembre de 2009

Hollywood


La marabunta ha llegado. Han tomado el campamento, con sus camaras, stands, equipos electrogenos, cables, micros, Jeeps, equipos de montaje, etc, etc…. La zona ‘Munyu’ ha pasado a ser zona de ‘catering’. Los Jeeps se amontonan en el Agora. BaAkas venidos de Yandounde y Mossapoula circulan por el campamento; hombres, mujeres, ninyos, etc…Desde mi habitacion observo el continuo trasiego del personal que va y viene a la salina, Bai Hokou l, donde esta se encuentra el ‘set’ de rodaje.




El equipo esta compuesto en su mayoria por franceses y americanos. Hay alguno que otro que se cree que esto es una especie de parque de atracciones, no un lugar donde hay investigadores y se trabaja. Hay muchos jeeps aparcados en el agora. Ayer parecia una escena de la pelicula Mad Max ; motores en marcha, polvo, gente vociferando, etc…
Cuando vuelvo al campamento despues de cada jornada, sudado, asilvestrado, aranyado por todos los sitios, contemplo con cierto estupor, mientras me tomo un cafe, cuan patas arriba ha quedado el campamento. Noto la curiosidad de algunas miradas. No se que pinta tendre, con la barba, el baston, los prismaticos, los aranyazos y el gesto medio asilvestrado. Hace tiempo que no me miro al espejo.

Al margen de las incomodidades, la pelicula ha dejado momentos hermosos, como el rodaje de una ceremonia BaAka, con los canticos y liturgia propios de esta etnia:



Uno podria pensar que el hecho de tratarse de una pelicula, donde la misma toma puede repetirse una y otra vez durante horas, podria restar espontaneidad a la ceremonia. Nada mas lejos de la realidad. Todos los Baaka, desde ninos a mayores, pasando por hombres, mujeres, jovenes… no dejaron de entonar canticos en todo momento, indiferentes a los focos o a la claqueta, convirtiendo la toma en una autenica ‘ceremonia’ BaAka:




En el video se puede observar, al fondo, al espiritu del bosque, Mokondi (que los BaAka veneran porque les brinda consejo y ayuda en las jornadas de caza en la selva) que hace su aparicion desde el bosque. Los llamados "Kombeti" -los individuos de mas edad- tomaban asiento en el tronco caido que habia a la entrada de la salina.



Mientras tanto, los gorilas parecen haber desaparecido del mapa. No tiene nada que ver, seguramente, pero el caso es que desde que Hollywood entro en escena les hemos perdido el rastro. Caminamos y caminamos por la selva para volver siempre con las manos vacias. Ni un misero tallo de Djele, una huella, un excremento…. Por lo menos uno se sustrae de la voragine cinematografica y se embriaga del verdor y frescura de la Naturaleza. Y siempre queda la adrenalina elefantil. El otro dia avanzabamos Medo, Ossolo y yo por el ‘Kota Lege’, camino de ‘Mokana’ (una de las sendas que cruza el camino principal). Ossolo aprecio un punto oscuro a lo lejos, donde el camino se perdia, e hizo una senya. -‘Ndzoku’ ! (elefante, en lengua Baaka). Seguimos avanzando en silencio, apreciando como la sombra oscura iba aumentando en tamano y cogiendo forma a medida que nos acercabamos, hasta convertirse a la postre en un elefante con todas las de la ley, y colosal ademas. Avanzaba hacia nosotros altanero, sin vacilar en ningun momento, haciendo gala de su condicion de gran mamifero. Tenia unos colmillos inmensos. El color pardo oscuro de la piel le dotaba de una apariencia algo fantasmagorica, cuyo halo parecia abarcar toda la anchura del camino. Sus ojos negros nos miraban fijamente, a medida que avanzaba inclinando su cabezota a un lado a otro. Nosotros tambien seguiamos avanzando. Nadie cedia en el pulso. Cuando ya nos encontrabamos a unos 20 metros, Ossolo se dio cuenta de que el paquidermo no se iba a quitar de enmedio. Ordeno detenerse y recular. Apenas esto comenzamos a hacer, el elefante tambien se detuvo, alertado ante nuestra reaccion. Hizo un amago de adentrarse en el bosque. Seguramente estaba tan asustado como nosotros. Al reparar en ello deje de retroceder, desoyendo -quiza por primera vez- el consejo de los BaAka. Puede que ya llevase el gen dentro de una latente imprudencia temeraria. El elefante permanecio en la misma posicion durante unos segundos. Despues, al ver que no avanzabamos se reincorporo al camino y siguio avanzando. No tuvimos otra que retroceder. Pero el elefante de nuevo se azoro ante nuestro movimiento y, esta vez si, se adentro aparatosamente entre la vegetacion. No fue muy lejos, apenas a escasos metros. Podiamos escucharle crujiendo ramas, lo cual delataba su posicion. El coloso con colmillos no estaba dispuesto a abandonar tan facilmente. Seguimos avanzando entonces muy, muy lentamente. Extremamos la cautela. De subito se escucho un barritar tremendo (como el de mi primera carga, con el consiguiente escalofrio) y un aparatoso crujido de vegetacion ; el elefante cargaba. Nos dimos la vuelta y corrimos, corrimos como alma que lleva el diablo. Este parecio detenerse de nuevo, antes de salir al camino principal. Finalmente parecio olvidarse de nosotros y se alejo selva adentro. Pudimos seguir nuestro camino.

El ultimo dia se rodo de madrugada. El trasiego ante mi habitacion era constante. La zona ‘Munyu’, era entonces improvisado salon de belleza. Intensos equipos de iluminacion irradiaban por todas partes. Voces de walkie-talkies. Yo intentaba conciliar el sueno como podia, bajo el bunker de mi mosquitera. Podia escuchar el corretear de los ninyos BaAka, el trasiego incesante del personal, llendo y viniendo, el bullicio…. Una autentica noche de cine.