El otro dia nos topamos con una manada de bufalos en Bai Hokou ll. Teniamos que pasar muy cerca de ellos para cruzar el riachuelo, pues una porcion de terreno fangoso se interponia entre nosotros y el dicho arroyo, por lo que tuvimos que bifurcarlo, avanzando irremediablemente en linea recta hacia los bufalos durante un cierto trecho. El episodio del elefante en el Kota Lege supuso una buena piedra de toque para este tipo de coyunturas; sabia que si seguiamos avanzando retrocederian o se apartarian, a pesar de ser un grupo numeroso. Esto fue lo que paso al principio, pero llegando un momento dado tres o cuatro machos se plantaron por delante, lanzandonos miradas desafiantes. La situacion no parecia muy distinta a la de una burda pelea entre bandas callejeras. Entonces uno de ellos decidio aventurarse hacia nosotros, avanzando un par de metros. Seguimos avanzando. Cuando a este se le unieron dos bufalos mas, nos dimos cuenta de que la cosa se estaba poniendo fea. Paul, el guia que iba en cabeza, se detuvo. Permanecimos asi durante un minuto, mas o menos, sin saber muy bien que hacer. Al ver que vacilabamos, los bufalos se vinieron arriba y decidieron avanzar varios metros mas. Si no nos moviamos pronto acabarian embestiendo. Le pedi a Paul que diese un paso hacia adelante. La reaccion parecio surtir efecto, pues los bufalos recularon de nuevo, tornando sus macizotes cuerpos (aunque menos que los de Savana) hacia un costado, en ademan de fuga. Pero aquellos animales eran duros de pelar y pronto se giraron de nuevo hacia nosotros. Avanzabamos timidamente hacia ellos, intentando sortear el terreno empantanado y pisoteado por los elefantes. Comprendi que no se apartarian y que, de hecho, estabamos mas cerca de que nos embistieran que de otra cosa, asi que decidi girar y asumir la ponzoña. Si los bufalos embestian entonces nos tendrian a los cuatro de pleno. Tan solo necesitabamos avanzar un apice mas y comenzar a alejarnos de ellos. En cuanto percibiesen que nuestra amenaza se desvanecia nos dejarian en paz. Y asi paso. Los bufalos volvieron a pastar tranquilamente y nosotros seguimos nuestro camino. Una duda continuo revoloteando en mi mente a lo largo de todo el dia ¿fue la decision acertada o pura temeridad?.
jueves, 3 de diciembre de 2009
Bufalos
El otro dia nos topamos con una manada de bufalos en Bai Hokou ll. Teniamos que pasar muy cerca de ellos para cruzar el riachuelo, pues una porcion de terreno fangoso se interponia entre nosotros y el dicho arroyo, por lo que tuvimos que bifurcarlo, avanzando irremediablemente en linea recta hacia los bufalos durante un cierto trecho. El episodio del elefante en el Kota Lege supuso una buena piedra de toque para este tipo de coyunturas; sabia que si seguiamos avanzando retrocederian o se apartarian, a pesar de ser un grupo numeroso. Esto fue lo que paso al principio, pero llegando un momento dado tres o cuatro machos se plantaron por delante, lanzandonos miradas desafiantes. La situacion no parecia muy distinta a la de una burda pelea entre bandas callejeras. Entonces uno de ellos decidio aventurarse hacia nosotros, avanzando un par de metros. Seguimos avanzando. Cuando a este se le unieron dos bufalos mas, nos dimos cuenta de que la cosa se estaba poniendo fea. Paul, el guia que iba en cabeza, se detuvo. Permanecimos asi durante un minuto, mas o menos, sin saber muy bien que hacer. Al ver que vacilabamos, los bufalos se vinieron arriba y decidieron avanzar varios metros mas. Si no nos moviamos pronto acabarian embestiendo. Le pedi a Paul que diese un paso hacia adelante. La reaccion parecio surtir efecto, pues los bufalos recularon de nuevo, tornando sus macizotes cuerpos (aunque menos que los de Savana) hacia un costado, en ademan de fuga. Pero aquellos animales eran duros de pelar y pronto se giraron de nuevo hacia nosotros. Avanzabamos timidamente hacia ellos, intentando sortear el terreno empantanado y pisoteado por los elefantes. Comprendi que no se apartarian y que, de hecho, estabamos mas cerca de que nos embistieran que de otra cosa, asi que decidi girar y asumir la ponzoña. Si los bufalos embestian entonces nos tendrian a los cuatro de pleno. Tan solo necesitabamos avanzar un apice mas y comenzar a alejarnos de ellos. En cuanto percibiesen que nuestra amenaza se desvanecia nos dejarian en paz. Y asi paso. Los bufalos volvieron a pastar tranquilamente y nosotros seguimos nuestro camino. Una duda continuo revoloteando en mi mente a lo largo de todo el dia ¿fue la decision acertada o pura temeridad?.
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