jueves, 17 de diciembre de 2009

Tres dias con los BaAka


Los BaAka constituyen una etnia, la de los ‘pigmeos’, totalmente diferente a la de los Bantu, la mas abundante en la mayor parte de la RCA. Los primeros son minoritarios entre la poblacion de Bayanga y estan repartidos en varios pueblos de alrededor, como Mossapoula, Lindjombo o Yandoumbe (asi como tambien en poblaciones limitrofes con Cameron y Congo Brazzaville). En muchos sentidos recuerdan a los gitanos de nuestras Europa, repartidos tambien entre varios paises, y con unos rasgos culturales muy definidos y especificos. Otro triste factor de similitud con los gitanos radica en el hecho de que son percibidos por los Bantu como una etnia periferica, marginal, cuyos miembros son vistos como poco mas que bandidos o maleantes.

Desde hace siglos (nadie, ni siquiera ellos, pueden datar la fecha a ciencia cierta) los BaAka han vivido de la caza y la pesca en plena selva, con escaso contacto con el mundo exterior, costumbres que han mantenido mas o menos intactas hasta relativamente hace poco. En los 80, en tiempos de Kolingba, fueron llevados desde la selva hasta la ‘civilizacion’ instalandolos en dos pueblos creados a tal efecto, Yandoumbe y Mossapoula. En los ultimos tiempos sus tradiciones se han visto algo desdibujadas por las inevitables relaciones con las poblaciones locales, en nuestro caso Bayanga. Esto se aprecia sobre todo en la forma de vestir, donde han pasando de llevar una indumentaria tradicional a adoptar la mas ‘occidentalizada’ de los Bantu y que, por lo general, con el paso del tiempo pasa a convertirse en harapos. Otra consecuencia ingrata de estos cambios ha sido la remision de sus actividades de caza y pesca. Las interacciones comerciales con Bayanga han provocado que dejen de ir a la selva en la misma medida en que lo hacian antes (si bien aprovechan la mas minima oportunidad para volver a ella).

En los ultimos dias he podido asistir a una de estas jornadas de caza en la selva con los BaAka, mas en concreto con varios guias del campamento, junto con sus respectivas familias. Fue apenas comentarselo y pronto organizar una salida a la selva junto con sus mujeres e hijos. Suponia una oportunidad unica para atestiguar como se desenvolvian los nuestros, los guias, en su otra vida, la suya verdadera, la de mujeres, hijos, la del entramado social y familiar, puesto que su vida en el campamento no es sino una vida parcial, no mas que una reunion de amigotes que buscan gorilas para esos blancos adinerados. De esta forma he tenido el inmenso privilegio de asistir, sin gorilas ni proyectos de por medio, a las ancestrales actividades de caza y pesca de esta etnia, que poco tienen que diferir de las de nuestros propios antepasados. Bruce Davidson (un fotografo que se encuentra en Bai Hokou trabajando para la CEMAC), se unio a la comitiva. Entre los dos compramos algo de manioca, un poco de cafe, tabaco y nos encaminamos con ellos en esta excitante experiencia.

Primer dia.-

Pusimos rumbo a la selva desde Mossapoula, junto con 12 trackers y sus respectivas familias. Habia niños por todas partes. Hora y media despues llegamos al campamento, un pequeno claro en el bosque, donde habia varias chozas medio destrozadas tras su ultima visita. Todos se pusieron rapidamente manos a la obra para levantar el campamento, sobre todo las mujeres.


En poco tiempo habian removido toda la maleza de la superficie, podado ramas y vegetacion colindante y levantado pequenas chozas de bambu, que habrian de alojar a cada familia durante los proximos tres dias. Habilitaron otra choza para nosotros, un poco mas apartada. Las mujeres nos miraban al principio con cierta descofianza, los ninos con curiosidad. Incluso algunos de los guias mostraba recelo (como hubiese podido ocurrir en el campamento mismo). No dejabamos de estar inmiscuyendonos en su mas profunda intimidad. Tres horas despues todo estaba dispuesto para partir hacia el bosque en busca de las primeras piezas. La llamada ‘chasse au filet’ se desarrolla de la siguiente maneral :Los hombres, red al hombro y lanza en ristre, son los encargados de adentrarse en un cerco previamente creado por medio de las redes con el fin de espantar a los animales que en el hayan quedado encerrados; las mujeres, esperan fuera y son las encargadas de atrapar a la pieza y sacrificarla alli mismo. Cada familia despliega su propia red y en caso de que la pieza caiga en su dominio, se llevaran una mayor proporcion de carne. Las redes de cada familia se solapan, lo cual crea un gran cerco de varias decenas de metros a la redonda. Los BaAka se orientan mediante musicales sonidos para saber la posicion del otro, lo cual crea en la selva un mosaico de voces de una singular belleza.



Una vez establecido el cerco, los hombres barren el territorio desde fuera hacia dentro, estrechando el circulo mientras agitan hojas y lanzan voces para asustar a los animales y hacerles huir en direccion a la red, donde las mujeres esperan. Si se llega al centro con yermos resultados, se vuelven a recoger las redes y se avanza hasta la siguiente porcion de terreno, donde se ejecuta la misma operacion. Una vez requisadas varias piezas, las mujeres las despedazaran alli mismo y separaran las partes comestibles (higados, musculos, intestinos…) de las no comestibles. ‘Envasaran’ las primeras en ‘taper wares’ hechos de hojas silvestres que depositaran cuidadosamente en sus canastos.

Por la tarde, una vez finalizada la jornada, se vuelve al campamento con las piezas abatidas. Alli se procedera a la preparacion de la carne, que correra a cargo una vez mas,de las mujeres. Los fuegos proliferan a medida que cae la noche. Hombres y mujeres comen por separado. A Bruce y a mi nos ofrecen parte del "emboloko" (un pequeño antilope) cazado horas antes, que presentan con hojas de koko y pasta de manioca. Tras la cena todo el mundo se dispone a esperar la venida de Mokondi, el espiritu del bosque. Tras llamarlo con palmas y canticos, al albur de un tam tam enfebrecido, Mokondi aparece entre las tinieblas. Se puede vislumbrar una sombra con forma de arbusto y silueta humana, que danza enfebrecida ante el extasis de los BaAka, golpeando el suelo y apelando a sus profundidades entre histriónicos gritos, para despues desaparecer y volver a aparecer mas tarde, dejando un aroma de hojas silvestres a su paso. La noche esta despejada y puedo ver el firmamento. Nadie sabe lo que esta pasando esta noche, en esta region perdido del mundo.

Segundo dia.-

Por la mañana, desayunamos sardinas con koko y manioca. Todo el mundo se prepara para una nueva jornada. A media manana nos dirigimos hacia el arroyo que hay cerca del campamento y asistimos al "Malobo" o pesca tradicional BaAka. Tambien lo llaman la ‘llamada del agua’ (Iri Ngu). Ninas-mujeres de pechos desnudos bloquean el arroyo con troncos, ramas y barro. A medida que achican el agua, van cayendo las primeras piezas. Ebele, Kosa, Mbose, Ganje, Guala, Llembe… Bruce toma fotos y yo observo. Tras finalizar la sesion, ninas y ninos retozan en el agua, percutiendo en la superficie como si de un tambor se tratase.

Por la tarde, pucheros humeantes, llantos infantiles, niñas espurgandose. Los ninos me observan con un mezcla de temor y curiosidad. Las mujeres parten payo con los machetes mientras echan miradas ocasionales. Yo callo y observo. Nadie nos quita el ojo de encima.

Tercer dia.-

Nuevo dia y nueva jornada de caza. La fatiga mina el cuerpo. Las mujeres y los ninos se sorprenden de que balbucee algunas palabras en su lengua y van perdiendo poco a poco la timidez. Me pregunto que imagen tendran de ese blanco barbudo, de extrana indumentaria y que les habla en su propio idioma. Mobambu, Molube y Ndeme han acorralado a un puercoespin en su madriguera. Lo esperan con las lanzas preparadas a asestar el golpe de gracia, en cuanto el animal intente escapar. Las ninas mujeres atizan la tierra de alrededor con sus machetes, con el animo de espantarlo. Finalmente, el animal no sale y agotada la paciencia, regresamos con las manos vacias. Se produce una cierta frustracion a medida que pasa el tiempo y no aparecen las piezas. Al final, el computo global son un Musumi y dos Embolokos. Volvemos al campamento.

Los ninos corren y juegan desnudos, a medida que la noche va cayendo y el campamento se sume en tinieblas. Tras la cena los hombres comienzan a aporrear el tam tam, esperando a que las mujeres se reunan con ellos y comiencen las palmas y los canticos. Sin ellas, Mokondi nunca aparecera. Estas parecen retictentes esta noche, concentradas todavia en las tareas domesticas. No parecen muy interesadas en que aparezca el espiritu . Pero poco a poco se escuchan las primeras palmas, a las cuales se unen los primeros canticos. La inconfundible musica BaAka comienza a fluir como un nectar tribal y salvaje. ‘Esta por llegar, esta por llegar…’ afirma Paul ante mis preguntas ansiosas sobre la tardanza del espiritu. Miro entonces al firmamento, que me ofrece sus estrellas en una noche limpia y sin luna. Mi mirada pasa de constelacion en constelacion. Cuando llego a Orion, reparo en un extrano movimiento. ¿Es que sus estrellas se no parecen moverse, como si estuvieran desgajandose de la abismal plantilla en la que yacen ancladas? Se adivina la forma de unos brazos, de unas piernas, si, es una figura humana. Es Mokondi. El espiritu del bosque desciende del firmamento y hace su aparicion en el bosque. Los BaAka arrecian sus canticos, excitados, vibrantes ante la aparicion del ancestral espiritu. Mokondi baila enfebrecido, camuflado entre las tinieblas, al diabolico son de la selva y la musica. Nadie sabe lo que esta ocurriendo en este rincon del globo, remoto y salvaje, donde Mokondi lleva bailando su ancestral danza durante siglos y siglos. Nada ha cambiado en estas latitudes y el reloj se ha detenido. Late esta latitud de la selva.

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Ya de vuelta en Bayanga, al abrigo de una fria cerveza en la terraza del Doli Lodge, reflexiono sobre la vivencia, mientras disfruto de la hermosa puesta de sol a orillas del Dzanga. Alguien me dijo en algun momento que la estrellas de los brazos y piernas de Mokondi eran un musgo que reluce por la noche. No fue eso lo que yo vi.

Por otra parte, internet ha vuelto a Bayanga y con ello el contacto con la civilizacion. He ingerido informacion de forma enfermiza, como el sediento que encuentra un oasis en el desierto. Rumio las noticias que me llegan de Europa. Hay grandes posibilidades de que consiga un trabajo en el Congo, a cargo del Max Planck Institute, con bonobos. En la selva siempre.

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