miércoles, 11 de noviembre de 2009

Hollywood


La marabunta ha llegado. Han tomado el campamento, con sus camaras, stands, equipos electrogenos, cables, micros, Jeeps, equipos de montaje, etc, etc…. La zona ‘Munyu’ ha pasado a ser zona de ‘catering’. Los Jeeps se amontonan en el Agora. BaAkas venidos de Yandounde y Mossapoula circulan por el campamento; hombres, mujeres, ninyos, etc…Desde mi habitacion observo el continuo trasiego del personal que va y viene a la salina, Bai Hokou l, donde esta se encuentra el ‘set’ de rodaje.




El equipo esta compuesto en su mayoria por franceses y americanos. Hay alguno que otro que se cree que esto es una especie de parque de atracciones, no un lugar donde hay investigadores y se trabaja. Hay muchos jeeps aparcados en el agora. Ayer parecia una escena de la pelicula Mad Max ; motores en marcha, polvo, gente vociferando, etc…
Cuando vuelvo al campamento despues de cada jornada, sudado, asilvestrado, aranyado por todos los sitios, contemplo con cierto estupor, mientras me tomo un cafe, cuan patas arriba ha quedado el campamento. Noto la curiosidad de algunas miradas. No se que pinta tendre, con la barba, el baston, los prismaticos, los aranyazos y el gesto medio asilvestrado. Hace tiempo que no me miro al espejo.

Al margen de las incomodidades, la pelicula ha dejado momentos hermosos, como el rodaje de una ceremonia BaAka, con los canticos y liturgia propios de esta etnia:



Uno podria pensar que el hecho de tratarse de una pelicula, donde la misma toma puede repetirse una y otra vez durante horas, podria restar espontaneidad a la ceremonia. Nada mas lejos de la realidad. Todos los Baaka, desde ninos a mayores, pasando por hombres, mujeres, jovenes… no dejaron de entonar canticos en todo momento, indiferentes a los focos o a la claqueta, convirtiendo la toma en una autenica ‘ceremonia’ BaAka:




En el video se puede observar, al fondo, al espiritu del bosque, Mokondi (que los BaAka veneran porque les brinda consejo y ayuda en las jornadas de caza en la selva) que hace su aparicion desde el bosque. Los llamados "Kombeti" -los individuos de mas edad- tomaban asiento en el tronco caido que habia a la entrada de la salina.



Mientras tanto, los gorilas parecen haber desaparecido del mapa. No tiene nada que ver, seguramente, pero el caso es que desde que Hollywood entro en escena les hemos perdido el rastro. Caminamos y caminamos por la selva para volver siempre con las manos vacias. Ni un misero tallo de Djele, una huella, un excremento…. Por lo menos uno se sustrae de la voragine cinematografica y se embriaga del verdor y frescura de la Naturaleza. Y siempre queda la adrenalina elefantil. El otro dia avanzabamos Medo, Ossolo y yo por el ‘Kota Lege’, camino de ‘Mokana’ (una de las sendas que cruza el camino principal). Ossolo aprecio un punto oscuro a lo lejos, donde el camino se perdia, e hizo una senya. -‘Ndzoku’ ! (elefante, en lengua Baaka). Seguimos avanzando en silencio, apreciando como la sombra oscura iba aumentando en tamano y cogiendo forma a medida que nos acercabamos, hasta convertirse a la postre en un elefante con todas las de la ley, y colosal ademas. Avanzaba hacia nosotros altanero, sin vacilar en ningun momento, haciendo gala de su condicion de gran mamifero. Tenia unos colmillos inmensos. El color pardo oscuro de la piel le dotaba de una apariencia algo fantasmagorica, cuyo halo parecia abarcar toda la anchura del camino. Sus ojos negros nos miraban fijamente, a medida que avanzaba inclinando su cabezota a un lado a otro. Nosotros tambien seguiamos avanzando. Nadie cedia en el pulso. Cuando ya nos encontrabamos a unos 20 metros, Ossolo se dio cuenta de que el paquidermo no se iba a quitar de enmedio. Ordeno detenerse y recular. Apenas esto comenzamos a hacer, el elefante tambien se detuvo, alertado ante nuestra reaccion. Hizo un amago de adentrarse en el bosque. Seguramente estaba tan asustado como nosotros. Al reparar en ello deje de retroceder, desoyendo -quiza por primera vez- el consejo de los BaAka. Puede que ya llevase el gen dentro de una latente imprudencia temeraria. El elefante permanecio en la misma posicion durante unos segundos. Despues, al ver que no avanzabamos se reincorporo al camino y siguio avanzando. No tuvimos otra que retroceder. Pero el elefante de nuevo se azoro ante nuestro movimiento y, esta vez si, se adentro aparatosamente entre la vegetacion. No fue muy lejos, apenas a escasos metros. Podiamos escucharle crujiendo ramas, lo cual delataba su posicion. El coloso con colmillos no estaba dispuesto a abandonar tan facilmente. Seguimos avanzando entonces muy, muy lentamente. Extremamos la cautela. De subito se escucho un barritar tremendo (como el de mi primera carga, con el consiguiente escalofrio) y un aparatoso crujido de vegetacion ; el elefante cargaba. Nos dimos la vuelta y corrimos, corrimos como alma que lleva el diablo. Este parecio detenerse de nuevo, antes de salir al camino principal. Finalmente parecio olvidarse de nosotros y se alejo selva adentro. Pudimos seguir nuestro camino.

El ultimo dia se rodo de madrugada. El trasiego ante mi habitacion era constante. La zona ‘Munyu’, era entonces improvisado salon de belleza. Intensos equipos de iluminacion irradiaban por todas partes. Voces de walkie-talkies. Yo intentaba conciliar el sueno como podia, bajo el bunker de mi mosquitera. Podia escuchar el corretear de los ninyos BaAka, el trasiego incesante del personal, llendo y viniendo, el bullicio…. Una autentica noche de cine.




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