El otro dia Makumba y los suyos decidieron pasarse por Bai Duma, la salina mas bella en mi opinion.
Vi por primera vez al grupo en toda su plenitud, sin ramas, lianas o ebukas de por medio. El sol caia con fuerza, avivando el color terreo de la rivera. Un verdor inflamado de arboles y vegetacion irradiaba en los contornos. El silencio era unicamente abortado por el agua cristalina que bajaba del arroyuelo, franqueado por Malui, con su pequeno Tembo a espaldas, y seguida del resto del grupo. Mientras, Makumba se alimentaba apaciblemente en una plorifelacion herbacea contigua al riachuelo, oteando el panorama con ademan vigilante. Nosotros observabamos al grupo desde el otro lado, a unos 20 metros. De repente, Kunga, aparecio a nuestro costado, a escasos 3 metros de distancia, y cruzo con gracia e indiferencia ante nosotros. Se encaramo a un tronco caido y miro alrededor. En sus ojos se dibujaba la candidez propia de la supina ignorancia.
Bai Duma: una ventana en el tiempo.
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