
Las barerras, linguisticas y culturales con los centroafricanos son importantes. Aun asi, tiendo y quiero fijarme mas en lo que nos une que en lo que nos diferencia. A

Son, sin duda gente peculiar, los BaAka, gente pacifica, de una timidez casi infantil. Es facil robarles una sonrisa, como a los ninos. Son tambien algo serviciales, lo cual consigue turbarme un poco. Por otra parte, siempre estan intentando aranyar segundos al erloj para volver antes al campamento o echarse un cigarrillo en el bosque. De momento me hago el tonto, pero esto no va a ser siempre asi. Se supone que debo controlarlos, porque si no les acompana nadie, se dedican a recolectar miel de los arboles u otros productos del bosque, en vez de dedicarse a buscar gorilas.
Blancos y negros hemos levantado muros de desconfianza monumentales. Aqui al blanco, al ‘Munyu’, se le asocia con el dinero (igual que en otros muchos sitios). El campamento esta levantando con dinero ‘blanco’, de la WWF, de la GTZ. El proyecto da de comer a mucha gente en Bayanga. El hecho de pertenecer a la WWF y, por anyadidura, ser ‘blanco’, me otorga automaticamente un status que dudosamente merezco. La gente me trata con respeto y, si se me apura, como un superior que puede darse el lujo dar ordenes, pues pertenece es ‘blanco’. Ya me han llamado ‘patron’ en mas de una ocasion. Pero no convendria enganarse. Por otro lado, aprecio un despecho latente hacia lo occidental (en especial hacia los franceses). Parece que el recuerdo de los tiempos coloniales sigue pesando sobre el subconsciente general. Y no dejo de pensar que, a pesar de todo, yo soy el ultimo mono aqui. Aun asi, me encuentro dando ordenes a los BaAka en la selva en un macarronico sango, administrando medicamentos y disponiendo de un rango que, como ya he dicho anteriormente, dudosamente merezco. Surrealista ? quiza. O simplemente, tristemente, real. Aunque me empenye en salvar las barreras que nos diferencian, me encuentro con que ellos mismos se encargan de edifiicar otras nuevas. Llevo la etiqueta de ‘blanco’ alla donde vaya. Tampoco les culpo, supongo que es responsabilidad mia sortear estas barreras.
Lo de los sonidos de la selva por la noche es una experiencia bastante psicotropica; anades cuyo graznido se repite con periodicidad enloquecedora, desde la lejania, sacudiendo mi subconsciente como si de un formidable gong se tratara ; grillos que al frotar sus alas semejan columpios que chirrianr; hyraxes de alarido escalofriante; buhos de gotico ulular. Todo un viaje de los sentidos.
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