lunes, 9 de noviembre de 2009

Doli


El trabajo en el campamento se estructura en una jornada de dos turnos : manana (6 :30-13 :00) y mediodia (11 :00-17 :30). Existen tres equipos : Makumba, Fini Group y Mangabeys. Generalmente, trabaje o no, a las 6 suelo despierto. (Amanece sobre las 5:30). Enrollo el saco, libero la cama de la mosquitera y me preparo para una nueva incursion en la selva. Yaequipado con lo indispensable (ropa, brujula, mapa, cuaderno de notas, boli, prismaticos) me encamino a la ‘zona Munyu ; Desayuno cereales enlatados con chocolate y cafe. Luego voy donde los Baaka y me llevo a un par de guias, los que me hayan asignado para ese dia. Una vez en la selva, pasan siempre mil cosas. Sigo puliendo mi tecnica de incursion selvatica. Cuando uno se encuentra ante un umbral de vegetacion gigantesco y en apariencia infranqueable, la forma de atravesarlo es simplemente no pensarselo dos veces. Tampoco o es plan de avalanzarse a lo loco, como escribia hace unas semanas. Uno debe detectar un corredor de espacio vacio, por minusculo que sea, que lleve a un lugar mas despejado al otro lado del muro. Una vez detectado se calcula su viabilidad y, en caso positivo, avanzar siempre sin apartar la vista de este punto. Dejar que las ramas aranen la camisa si es preciso, tobillos, pantorrillas, pero no vacilar o perderse en quejas vanas.

El otro dia vivi un nuevo episodio con un elefante, algo que parece sera el pan nuestro de cada dia en este lugar : Avanzaba con Bayanga y Mobambu por el bosque cuando escuchamos el ya familar sonido de un crujir de ramas: Doli, advierte Mobambu, senalando un punto entre la vegetacion, a unos 50 metros de nosotros. Era realmente dificil atisbar nada entre la vegetacion pero acere el ojo y pude adivinar una borrosa trompa arrancando hojas de entre las ramas y llevandoselas a su espigada bocaza. El elefante no habia caido en nuestra presencia. Para mi estupor, Mobambu descendio a un area mas despejada, donde sin duda el elefante repararia en el, a poco que avanzase unos metros ; me insto a hacer lo mismo. Sin saber muy bien por que, le hice caso, encomendandome a su buen hacer selvatico. El elefante, sin reparar todavia en nuestra presencia , avanzaba directo hacia nosotros. Mobambu no se movia. Yo –que iba a hacer- tampoco. Llegado un punto, a unos 20 metros, el elefante se detuvo y alzo su trompa, husmeando en derredor. Nos habia detectado. Podia verlo entonces con claridad ; un elefante inmenso, con tremendos colmillos a la altura de la cabeza. Podriamos ser meros juguetes ante su furia. Pero el elefante, a pesar de su incontestable superioridad fisica, huyo como un trolebus entre la espesura. Sin embargo, la cosa no acabo tan facilmente. Se habia asustado pero no habia desaparecido, se habia detenido unos metros mas alla. Seguimos en silencio Le escuchamos grunir contra nosotros, un grunido gutural y cavernario. Mobambu indico entonces que seria mejor recular, parecia que le habiamos tocado las narices. Le rodeamos y proseguimos nuestro camino.

Aquel dia no encontramos pistas de los gorilas. Lo cierto es que la bonanza de los primeros dias ha dado paso a jornadas de sequia en cuanto a pistas se refeire, en las que hemnos recorrido kilometros y kilometros de selva infructuosamente. Es una labor que puede ser algo frustrante. Los BaAka no encuentran pistas de y yo, desde mi condicion de neofito, poco puedo hacer al respecto. Soy como un torpe ciego que anda del brazo del lazarillo. Sin embargo, voy poco a poco dandome cuenta de algunos detalles de su metodo de rastreo. Observo a donde miran y como miran. Tengo la sensacion de que no buscan cualquier tipo de pista, sino una en concreto ; Djele, un tallo espinoso, muy comun en la selva, y que en grandes proporciones da lugar a los ebuka. Los gorilas son grandes consumidores de Djele, cuyos restos dejan en forma de tallos deshojados alla por donde pasan. Los BaAka buscan Djele como primera pista para, de ahi, tirar del hilo::

- huellas:


- restos de termiteros:


- fruta devorada (en la foto, bokoko)



-excrementos:




En nuestro devenir diario siempre nos topamos con algun tipo de animal.



Hay que tener cuidado con las ramas o frutas que caen de los arboles. La fruta del Bokoko es como una manzana pero el doble de maciza ; si te cae en la cabeza te la parte en dos. La fruta del Mobei tiene forma de pinya pero es de mayores proporciones todavia y cae con desagradable frecuencia, haciendo un estruendoso ruido. Por su parte, es frecuente escuchar el estruendo de algun arbol cayendo en la lejania, carcomido por los hongos o estrangulado por las lianas, tambien por el fuerte viento de las tormentas. Algunas de estas tormentas cobran dimensiones apocalipticas. Si te pillan en el bosque la verdad es que acojona. Aparte te pueden caer mil ramas de los arboles agitados con violencia por el viento, sino los arboles mismos.. La superficie selvatica esta sembrada de ellos ; putrefactos, terrosos, recien caidos… La superficie selvatica es el paradigma de la sordidez. La vida y la putrefaccion se entremezclan con total naturalidad (con que otra cosa sino ?). La Naturaleza es sordida.

Cada vez me maravillo mas ante el exhuberante registro de sonidos de la selva. A falta de poseer un libro sobre aves con CD incorporado, me ha dado por procesar esta autentica filarmonica tropical de aves, primates e insectos representandomos en forma de simbolos. Tambien han pasado por mi desentrenada pituitaria fragancias de todo tipo; el fuerte olor a testosterona del espalda plateada, el bokoko pudriendose en la superficie, aromas a colonia de nino, fragancias citricas, mentoladas. Desearia tener un tarro de las esencias en el que poder guardarlas todas . La gama es variada y mi conocimiento excaso.

Una una clavandoseme en el dedo gordo del pie derecho me ha tenido en el dique seco durante tres dias. A pesar de ello no e podido aburrime en el campamento. He terminado el libro de Arsuaga ‘la especie elegida’ (paleoantropologia) y comenzado el ‘Fedon y Fedro’ de Platon. Por otra parte ha llegado el personal encargado de instalar los paneles solares que traeran electricidad al campamento (desterrando el generador al baul de los recuerdos). He podido husmear un poco durante el proceso de instalacion. Tambien he tenido tiempo para reparar los prismaticos, que se empanyaron por dentro. Sigo constatando la agresividad de las hormigas:




Algunas tardes suelo bajar a la salina a observar a los elefantes. Alli permanezco un rato en silencio, espiandolos desde un tronco caido y semi podrido que da pie a la senda que lleva al campamento. Por las mananas, una ligera niebla cubre la salina, confiriendo al escenario un aire algo enigmatico.



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