Sigue mi periodo de instruccion, cuyo objetivo inmediato es dirigir yo solo a los BaAka en la selva, no acompanyado de asistentes. Con tal cometido mi semana se ha repartido entre Makumba y el Fini group. He descubierto un enemigo de la selva mas temible incluso que las elefantes ; las llamadas ‘sweat beas’, unas minusculas, insidiosas y diabolicas abejitas atraidas por la humedad en general y el sudor humano en particular. Tuve una traumatica experiencia, de la que hare un bosquejo para hacerse una idea del martirio chino. Los gorilas descansaban dentro de un ebuka. Nos sentamos a su lado, en la parte de fuera, y esperamos a que decidieran moverse. El calor era intenso. Las sweat beas no tardaron en aparecer. Daniela -a quien acompanaba ese dia- y yo nos vimos pronto acorralados por una legion de desagradables abejitas. Al principio soportamos el incordio con resignacion estoica. Pero conforme pasaban los minutos, mas y mas abejitas se unian a la comitiva. Era como tener un aura zumbosa, como un nimbalo ? en torno tuyo. Me embadurne de arriba a abajo con una especie de mejunge mentolado con el que me he hice en Bayanga, un supuesto repelente. Pobre iluso. Las puneteras abejas encontraban espacio por cualquier via o resquicio imaginable; las sentia colarse por entre la ropa, corretear por espalda, cuello, costados, estamparse contra mi boca, colisionar en mis ojos, adentrarse en los orificios nasales, ensortijarse en el pelo… Un infierno insufrible.Probe con la mosquitera de cabeza. Un vano intento, nada podia detener su irreductible avance. Daniela se llevo la peor parte, cada vez que la miraba me sentia algo aliviado.
A veces intentaba sacar partido de su inocuo cosquilleo, abstrayendome penosamente, pero otras me llegaban oleadas de agobio insoportable y el desaliento hacia mella en mi animo. El calor y la fuerte sensacion de humedad no ayudaban.
Miraba a los BaAka y los veia inmaculados de abejas. Esto me hacia sentir verderamente desgradiado. Makumba no se movia del sitio y el equipo de relevo se eterniazaba. Tras dos horas de suplicio innombrable, finalmente se escucho el ansiado ‘claquement’ a lo lejos, con que el equipo de relevo anuncia su llegada. Casi les recibi con abrazos y lagrimas en los ojos. El infierno existe.
La selva puede adquirir, en cuestion de segundos, una dimension extremadamente laberintica y enganosa. Lo atestigue el otro dia, acompanando a Guy con al Fini Group. Los g uias ese dia, Mobo y Bokaya, decidieron realizar un control mas exhaustivo de la zona que rastreabamos y nos conminaron a esperarl en un punto determinado. El tiempo pasaba, al principio Guy y yo charlabamos tranquilamente. Pero los minutos pasaron y pasaron y los BaAka no aparecian. Comence a preguntarme si nos habrian perdido. El traumatico episodio del elefante seguia fresco todavia, no podia dejar de pensar que se acercaba la hora limite, las 16 :30. En un momento dado la conversacion se acabo. A medida que pasaban los minutos la preocupacion se dibujaba en el rostro de Guy. Le pregunte si aquello era normal... -‘Si no aparecen pronto, volvemos’, me contesto. Yo ya llevaba sopesando esta posibilidad hacia varios minutos y, para ser sincero, la mera idea de volver sin los BaAka me creaba escalofrios… Todos los rincones de la selva parecian el mismo, norte-sur-este-oeste, todo igual, como un laberinto, no se si de espejos o de otra cosa. Cuando ya estabamos a punto de regresar y extraviarnos con casi total seguridad, se escucho el lejano silbido de Bokaya. No ocultare aqui mi alivio..
Con los BaAka a veces me siento como un parbulito corriendo a rebufo de sus padres cuando se alejan, sabedor de su propia fragilidad. Para aprender de la selva hay que empezar por los Baaka. Hay que moverse con soltura entre la vegetacion, avanzar con sigilo, como ellos. Yo de momento me lanzo toscamente contra los muros de vegetacion por mera cuestion de principios, como si fuese un meteorito a punto de colisionar. Al final, de una manera u otra, siempre se llega a un lugar despejado.
Los espaldas plateadas, los ‘Silver Backs’, tienden a ser mas tolerantes respecto a los humanos que las hembras, mas desconfiadas y distantes. Si algo las solivianta pueden cargar directamente, lo que acarrea la reaccion del macho. (*hay dos tipos de cargas : frontales –directamente hacia el objeto- y laterales –el macho rodea al objeto, arrastando ramas u otro tipo de vegetacion). Makumba cargo el otro dia contra Daniela y Martha (su supervisora, que ha venido a pasar unos dias) siguiendo una carga de Bombe, la hembra mas irascible del grupo. Cada vez que escucho estas historias mi efervescencia remite. Cuando me tocara a mi ?
El otro dia fui a Dzanga Bai, una salina de grandes dimensiones a la que acuden numerosos elefantes, con Daniela y Martha. Alli hay otro campamento coordinado por una americana llamada Andrea Turkalo, que lleva 20 anyos alli, trabajando para la WCS (Wildlife Conservation Society). Tras caminar a un ritmo considerable durante 30 minutos accedimos a la salina, donde habia una plataforma a la que se podia subir para observar el enclave en toda su extension. Habria unos 50 elefantes en ese momento, retozando,chapoteando, barritando, publicitandose…. Habia tambien bufalos y sitatungas. No se escuchaban coches, ni obras, ni personas, tan solo el murmullo sutil y camuflado de los animales en su entorno. Un oasis de serenidad:
Cada martes Guy o Angelique se desplazan a Bayanga con el Toyota junto con varios BaAka que vuelven a descansar con sus familias. Vuelven el jueves con avituallamiento para el resto de la semana (que se compra en la tienda local, propiedad un mauritano llamado Shamek) y tambien con un reemplazo de ‘trackers’. Estos, a veces, pueden ausentarse del campamento durante meses. Parece que aqui las condiciones laborales son algo algo difusas. Segun Angelique, los BaAka no necesitan realmente trabajar como guias, pueden vivir perfectamente del bosque. Si trabajan con el proyecto es por el sueldo adicional que les reporta y puramente por diversion (cosa que subscribira, a tenor del ambiente festivo que respira siempre su area). En este sentido, parece que mas necesita el proyecto a los BaAka que los BaAka al proyecto.
Por las noches escucho a los elefantes barritar desde la salina, al abrigo de las lecturas.
A veces intentaba sacar partido de su inocuo cosquilleo, abstrayendome penosamente, pero otras me llegaban oleadas de agobio insoportable y el desaliento hacia mella en mi animo. El calor y la fuerte sensacion de humedad no ayudaban.
Miraba a los BaAka y los veia inmaculados de abejas. Esto me hacia sentir verderamente desgradiado. Makumba no se movia del sitio y el equipo de relevo se eterniazaba. Tras dos horas de suplicio innombrable, finalmente se escucho el ansiado ‘claquement’ a lo lejos, con que el equipo de relevo anuncia su llegada. Casi les recibi con abrazos y lagrimas en los ojos. El infierno existe.
La selva puede adquirir, en cuestion de segundos, una dimension extremadamente laberintica y enganosa. Lo atestigue el otro dia, acompanando a Guy con al Fini Group. Los g uias ese dia, Mobo y Bokaya, decidieron realizar un control mas exhaustivo de la zona que rastreabamos y nos conminaron a esperarl en un punto determinado. El tiempo pasaba, al principio Guy y yo charlabamos tranquilamente. Pero los minutos pasaron y pasaron y los BaAka no aparecian. Comence a preguntarme si nos habrian perdido. El traumatico episodio del elefante seguia fresco todavia, no podia dejar de pensar que se acercaba la hora limite, las 16 :30. En un momento dado la conversacion se acabo. A medida que pasaban los minutos la preocupacion se dibujaba en el rostro de Guy. Le pregunte si aquello era normal... -‘Si no aparecen pronto, volvemos’, me contesto. Yo ya llevaba sopesando esta posibilidad hacia varios minutos y, para ser sincero, la mera idea de volver sin los BaAka me creaba escalofrios… Todos los rincones de la selva parecian el mismo, norte-sur-este-oeste, todo igual, como un laberinto, no se si de espejos o de otra cosa. Cuando ya estabamos a punto de regresar y extraviarnos con casi total seguridad, se escucho el lejano silbido de Bokaya. No ocultare aqui mi alivio..
Con los BaAka a veces me siento como un parbulito corriendo a rebufo de sus padres cuando se alejan, sabedor de su propia fragilidad. Para aprender de la selva hay que empezar por los Baaka. Hay que moverse con soltura entre la vegetacion, avanzar con sigilo, como ellos. Yo de momento me lanzo toscamente contra los muros de vegetacion por mera cuestion de principios, como si fuese un meteorito a punto de colisionar. Al final, de una manera u otra, siempre se llega a un lugar despejado.
Los espaldas plateadas, los ‘Silver Backs’, tienden a ser mas tolerantes respecto a los humanos que las hembras, mas desconfiadas y distantes. Si algo las solivianta pueden cargar directamente, lo que acarrea la reaccion del macho. (*hay dos tipos de cargas : frontales –directamente hacia el objeto- y laterales –el macho rodea al objeto, arrastando ramas u otro tipo de vegetacion). Makumba cargo el otro dia contra Daniela y Martha (su supervisora, que ha venido a pasar unos dias) siguiendo una carga de Bombe, la hembra mas irascible del grupo. Cada vez que escucho estas historias mi efervescencia remite. Cuando me tocara a mi ?
El otro dia fui a Dzanga Bai, una salina de grandes dimensiones a la que acuden numerosos elefantes, con Daniela y Martha. Alli hay otro campamento coordinado por una americana llamada Andrea Turkalo, que lleva 20 anyos alli, trabajando para la WCS (Wildlife Conservation Society). Tras caminar a un ritmo considerable durante 30 minutos accedimos a la salina, donde habia una plataforma a la que se podia subir para observar el enclave en toda su extension. Habria unos 50 elefantes en ese momento, retozando,chapoteando, barritando, publicitandose…. Habia tambien bufalos y sitatungas. No se escuchaban coches, ni obras, ni personas, tan solo el murmullo sutil y camuflado de los animales en su entorno. Un oasis de serenidad:
Cada martes Guy o Angelique se desplazan a Bayanga con el Toyota junto con varios BaAka que vuelven a descansar con sus familias. Vuelven el jueves con avituallamiento para el resto de la semana (que se compra en la tienda local, propiedad un mauritano llamado Shamek) y tambien con un reemplazo de ‘trackers’. Estos, a veces, pueden ausentarse del campamento durante meses. Parece que aqui las condiciones laborales son algo algo difusas. Segun Angelique, los BaAka no necesitan realmente trabajar como guias, pueden vivir perfectamente del bosque. Si trabajan con el proyecto es por el sueldo adicional que les reporta y puramente por diversion (cosa que subscribira, a tenor del ambiente festivo que respira siempre su area). En este sentido, parece que mas necesita el proyecto a los BaAka que los BaAka al proyecto.
Por las noches escucho a los elefantes barritar desde la salina, al abrigo de las lecturas.
Menuda experiencia con las abejitas....q horror!!
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