jueves, 30 de abril de 2009

Evolución humana

Hace 4 millones de años el hombre era una criatura más bien parecida a un gorila o un chimpancé, un hominoideo. Habitaba los árboles de los extensos bosques tropicales que cubrían el continente africano en su totalidad como una vastísima alfombra verde. A finales del Mioceno, durante el Plioceno y comienzos del Pleistoceno se produjo un descenso en el nivel de dióxido de carbono que desencadenó un proceso de fragmentación y declive de este amplio cinturón de bosque tropical y la consiguiente pérdida de hábitat para muchas especies. Sin embargo, este cambió climático propició la aparición y extensión de ecosistemas más abiertos, con nuevas especies de plantas y animales, lo que hoy son las savanas. Por razones por las que aún no existe convergencia en la comunidad científica, aquel zigoto de humano descendió de las copas de los árboles y se aventuró en los espacios abiertos de la savana. Éste cambio de nicho ecológico marcó un antes y un después en el curso de nuestra evolución.

El origen del bipedalismo aglutina varias hipótesis: algunos científicos piensan que fue favorecido por la selección natural al proporcionar un mayor campo de visión para el primate (al poder erguirse sobre sus dos extremidades inferiores). Otros mantienen que fue seleccionado por minimizar la superficie de exposición a la radiación solar (perdiendo así el pelaje en las zonas que ya no precisaban de él). También se apuntan los beneficios que reportaría su verticalidad. El caso es que esta adaptación permitió liberar las extremidades superiores y desarrollar una faringe capaz de articular sonidos cada vez más complejos y elaborados.


Australopithecus Afarensis (3,9 - 3 millones de años) fueron los primates más primitivos en adoptar la postura erguida; fueron, por tanto, indiscutiblemente homínidos, aunque su volumen craneal no sería muy superior al de un chimpancé. Esta rama de homínidos evolucionó a lo largo del tiempo, de muchísimo tiempo, para derivar en el Homo Ergaster (2 millones de años), cuyos descendientes decidieron abandonar del continente africano y desplazarse rumbo Oriente. Así comenzó una gran migración que se expandió por Asia, Australia y Europa durante cientos de miles de años.




Homo Erectus habitó Asia entre 1,8 millones de años y 300.000 años A.C. (Pleistoceno inferior y medio). Eran robustos y de talla elevada (1'80m) y ya conocían el uso del fuego.



Homo Neanderthalensis. Los neandertales habitaron Europa hace unos 80.000 años, compartiendo nicho ecológico con nosotros, los Homo Sapiens, durante 50.000 años, hasta su extinción hace unos 30.ooo. Su lenguaje era ya muy evolucionado y desarrollaban complejas liturgias fúnebres para enterrar a sus muertos. En este sentido esta especie presentaba enormes semejanzas con nosotros. Su extinción continúa teniendo un halo enigmático y sigue siendo materia de discrepancia entre los paleoantropólogos. Una vez extinguidos los Homo Sapiens nos quedamos solos como único homínido. El resto ya se sabe: Agricultura, Mesopotamia, escritura, Grecia, Roma, etc, etc....



Los gorilas permanecieron en la selva. Allí siguen hoy, sin saber lo que ocurre en el mundo, recluídos en su paraíso verde y tropical, igual que hace millones de años.

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